Coronavirus. Tiene 68 años, se fue en carpa de vacaciones a Chile, pero quedó varado
Desde Katmandú, la capital de Nepal, a más de 16.000 kilómetros de la Argentina, hasta en Osorno, en Chile, que está a 245 kilómetros de Bariloche, aún hay argentinos varados. Por distintos motivos, todavía están en los destinos que eligieron hace meses, y desde entonces no pueden volver a sus hogares.
Tal vez los casos más paradójicos sean los de aquellos varados que están muy cerca de sus casas, pero con una frontera en el medio que los mantiene alejados de sus afectos y en una situación económica apremiante. Samuel Muler, un jubilado de 68 años que vive en el Bolsón, en Río Negro, ahora está a solo cinco horas de colectivo de su hogar.
Se fue con su carpa y una mochila el 9 de marzo hacia Osorno. Dice que en esa región sureña Chile y la Argentina funcionan como si fueran un mismo país, la gente cruza permanentemente y mantienen amistades y hasta familiares de ambos lados de la frontera. "El colectivo para venir acá pasa a cinco cuadras de mi casa. Entonces agarré la carpa, el colchón inflable y me vine al mar, pero hace meses que no puedo volver", dice Muler.
Ahora vive de su jubilación, que es de $20.000 por mes. Se alquiló un departamento por el que paga $13.000 y las garrafas de gas le cuestan $3500 cada una. Por lo que su situación económica es complicada. Como ya no tiene efectivo, usó su tarjeta de crédito y débito. La primera se le venció, y la segunda aún funciona, pero lo obliga a pagar el impuesto a las compras en el extranjero que es del 30%.
Abandonado
Muler dice que se siente abandonado por el consulado de Puerto Montt, que le ofreció regresar a través de Santiago de Chile, en un vuelo de emergencia. "Pero no tiene lógica. Tenemos que ir hasta Santiago, que es un foco de contagios, para luego tomar un avión que va a Buenos Aires, cuando yo soy de Río Negro. Lo que queremos es que nos habiliten el paso de Cardenal Samoré. Además ese vuelo salía 250 dólares. Acá hay gente que vino a visitar familiares enfermos y ahora no puede volver".
Otro caso cercano a de Muler es el de Iván Cagni, de 27 años, que vive en Buenos Aires. Fue a visitar en la primera semana de marzo a una tía que estaba pasando por un momento difícil a nivel personal. Su idea era volver a fin de ese mes en ómnibus.
Ahora vive en lo de su tía, pero asegura que tanto él como su familia son humildes y no pueden seguir sosteniendo la situación. "Al principio no me preocupé porque pensé que iban a cerrar las fronteras dos semanas. Pero todavía sigo acá. Se dan situaciones muy feas. Hay un compatriota que quedó varado y empezó a trabajar en un campo. Pero hace poco lo vi pidiendo monedas afuera de un supermercado porque había perdido esa changa".
Él se encuentra en un pueblo que se llama Entre Lagos. Como casi todos los varados alrededor del mundo, tienen un grupo de Whatsapp que les permite estimar cuántos argentinos aún están en Chile e intentando regresar. Actualmente hay 200 varados en ese grupo y calculan que, al menos, hay otros 50 distribuidos en todo el país trasandino. Desde el consulado de Puerto Montt indicaron a LA NACION, que "por el momento siguen cerrados los pasos fronterizos de la zona para el ingreso de particulares al país. En tanto no tengamos noticias de una posible apertura, no se organizan operativos retorno".
En la otra punta
Lejos de ahí, en la otra punta del planeta, se encuentra Jennifer Taylor, de 43 años, que está varada en Katmandú. Ella es de San Martín de los Andes, en Neuquén. Si bien tuvo la posibilidad de volver en un vuelo que fue de Nepal a Doha, en Qatar, y, finalmente, a Buenos Aires, decidió no hacerlo. El pasaje costaba $1500 dólares y, además, ella había dejado su equipaje en Nueva Delhi, la capital de la India, a donde pensaba regresar si Nepal no hubiera cerrado sus fronteras.
"Mi madre falleció y decidí hacer un viaje largo, de tres meses. Llegué en enero a la India y tenía un pasaje de vuelta para el 8 de abril. Ahora cambié el pasaje para septiembre, pero tampoco sé si voy a poder regresar en esa fecha. El vuelo de repatriación ya pasó".
En Nepal el aislamiento social obligatorio comenzó el 23 de marzo, solo tres días después que en la Argentina. Según dice, los nepalíes están en una gran crisis económica, potenciada por el aislamiento social. Una de las principales actividades es el turismo. De hecho, ahí se encuentra el Everest, el pico más alto del mundo.
Lo que describe es una situación social caótica. "Como en todos lados, la gente más vulnerable está pagando muy cara la cuarentena. Muchos negocios podrían abrir, pero no lo hacen porque no hay nadie a quien venderle. A esto también se le suman problemas con la India por una región de la frontera".
Disminuyó todos los gastos posibles. Por ejemplo, antes estaba en un pueblo que se llama Lantam y caminó cuatro días para llegar a Katmandú. Duerme en un "hotelito" económico y se las ingenia para gastar solo 10 dólares por día con el alojamiento incluido. "Hasta pedí el Ingreso Familiar de Emergencia, pero no me lo dieron por estar en el exterior. Yo ya me di de baja del monotributo y tuve que frenar mi empresa de jardinería en San Martín de los Andes porque no podía manejarla desde acá. Espero poder regresar en septiembre".