En su origen, el Parque Lezama tenía rejas perimetrales
El enrejado recién fue retirado en 1931; varios años después de que se convirtiera en un parque público; Carlos Thays, bisnieto del paisajista que diseñó el parque, recomendó que enrejar el lugar porque "se trata de un espacio frágil y muy valioso"
Las obras de remodelación del Parque Lezama vinieron acompañadas por una polémica entre la vecinos de San Telmo por la colocación de rejas para proteger el espacio verde. El miércoles pasado, un grupo de integrantes de la" tercera="" data-nodeType="link">Asamblea del Parque Lezana destruyó parte del enrejado que el gobierno porteño planea instalar.
Quienes están a favor de las rejas sostienen que así se podría evitar que la millonaria remodelación del parque sea destruida. Los segundos están en contra porque creen que se debería poder acceder a cualquier hora al lugar (incluso de madrugada). También argumentan se estaría modificando ese espacio público. Pero esta idea es equivocada, ya que, originalmente, el Parque Lezama tenía rejas.
El predio pertenecía al terrateniente salteño José Gregorio de Lezama. Luego de la muerte del estanciero en 1889, su viuda vendió el terreno a la Municipalidad de Buenos Aires con la condición de que fuera convertido en un parque público que llevara el nombre de su marido.
El diseño del nuevo parque fue realizado por el reconocido paisajista francés Charles Thays, quien diseñó la mayoría de los parques y plazas de la Ciudad. "Recién en 1931 las rejas fueron retiradas por el intendente José Guerrico", explicó a LA NACION el historiador Daniel Balmaceda.
LA NACION se comunicó con el bisnieto de Thays, el paisajista Carlos Thays, quien señaló que "esa reja era de la quinta original, de la familia Lezama, no es que haya sido colocada ex profeso (por su bisabuelo)".
Thays aseguró que el Parque debe tener rejas porque "se trata de un espacio frágil y muy valioso" y remarcó: "El entorno social se ha vuelto muy violento y la delincuencia aumentó al igual que la impunidad. Colocar una reja tiene un mensaje: este sitio es más delicado, es un jardín y debe ser cuidado".
"Las iglesias, los templos, de noche no están abiertos. Pienso que esto es análogo. La reja es un modo comunicar que se está entrando a un sitio diferente que implica ser tratado con cuidado", señaló el paisajista.
"No obstante eso, el parque debe tener policía metropolitana visible y presente, además de la reja. Esto es para cambiar la percepción del sitio, el espacio público tiene una calidad, un tono (genio del lugar) que guarda y transmite lo que sucede en él. Así es como las plazas y parques se 'cargan' de una mala o buena sensación. Nadie quiere estar en un jardín si por cualquier razón presiente amenazas", explicó Thays.
"Hay que devolverle a los espacios verdes ese carácter de jardines en los que podés estar bien, sin sentir amenazas", concluyó el especialista.