Tras la condena social, piden a la Justicia que castigue un acto de crueldad animal
MAR DEL PLATA.- Se podría decir que la condena social ya está, formalizada desde una reciente declaración de persona no grata aprobada por el Concejo Deliberante del Partido de la Costa. Resta ahora que la Justicia avance y determine si se puede probar delito y, en ese caso, qué condena le cabe a quien mató a Rubio, un perro de la calle que murió luego de ser arrastrado contra el pavimento a lo largo de varios kilómetros, atado al paragolpes trasero de una camioneta.
Se espera ahora que desde los tribunales de Dolores, que tienen jurisdicción en este hecho ocurrido en la localidad de Mar del Tuyú, se tomen medidas de prueba que podrían incriminar a Adrián Guillermo Rodríguez, un comerciante de la zona señalado como dueño y conductor del vehículo usado para matar a Rubio.
Fuentes con acceso a la causa confirmaron a LA NACION que ya se dispuso el secuestro de la camioneta, pero resta aun la realización de peritajes en busca de evidencia que permita relacionar al sospechoso con el caso. La acusación que se solicita es por crueldad animal, delito para el que el Código Penal prevé penas de 15 días a un año de prisión.
El caso, por el nivel de brutalidad y violencia, no solo despertó la reacción de los vecinos del Partido de la Costa que conocían bien al can, sino que llevó la protesta hasta la ciudad de Buenos Aires, donde se realizaron marchas para pedir por los derechos de los animales en general y justicia para Rubio en particular.
El perro había encontrado su lugar de referencia en una estación de servicio lindera a la ruta interbalnearia 11. Se había convertido en la mascota del personal y un protagonista conocido y simpático para los que allí andaban de paso.
Una versión que se considera como la más firme da cuenta de que Rodríguez, en una de sus paradas a cargar combustible en esa boca de expendio, se habría molestado con alguna mala reacción del animal. "Aparentemente le tiró un tarascón", contó uno de los proteccionistas que milita en la causa en favor de hacer justicia por Rubio.
Entonces, el automovilista habría enlazado al perro con una correa, atado al paragolpe trasero de su camioneta e iniciado viaje a alta velocidad. Tanta como para que el perro no pudiera acompañar de pie e hiciera ese recorrido golpeando una y otra vez contra el pavimento. Los restos de Rubio, casi irreconocible, quedaron abandonados sobre la banquina.
Santiago Trigo, que se presentó en la causa a modo particular y como representante legal de dos de las empleadas de la estación de servicio donde paraba Rubio, dijo a LA NACION que están a la espera de que el fiscal Roberto Miglio Salmo, titular de la UFI Nº 5 de Dolores, disponga la realización de peritajes sobre la camioneta incautada a Rodríguez. "En la medida que haya evidencia se podrá avanzar hacia una imputación concreta", explicó a LA NACION. Se refiere a estudios genéticos y análisis que permitan probar que en el vehículo quedaron rastros de Rubio.
Por lo pronto, a Rodríguez ya no se lo ve por Mar del Tuyú. La municipalidad clausuró su comercio por motivos ajenos a la causa, pero en días posteriores a que se lo vinculara con este caso.