Una guardia apta para atender catástrofes
Sumaron tecnología y capacidad para mejorar la asistencia de los casos graves
Con las lecciones aprendidas de catástrofes en la ciudad, como el atentado a la embajada de Israel y la AMIA, el incendio de República Cromañón o la tragedia del avión de LAPA, en el Hospital Fernández renovaron la antigua guardia para transformarla en una sala de emergentología. Por mes, se atienden ahí unos 200 pacientes que son trasladados en estado muy grave, tengan cobertura o no, y que permanecen minutos o días en el hospital.
Politraumatismos, infartos y accidentes cerebrovasculares (ACV) o ataques isquémicos transitorios (AIT) son la mayoría de las urgencias. El tratamiento de los pacientes con un ataque cerebral incluye procedimientos como la trombolisis intravenosa o la trombectomía por cateterismo en el angiógrafo del hospital. El Servicio de Hemodinamia implementó un programa que interactúa con la nueva guardia para colocar stents o eliminar obstrucciones vasculares en los pacientes con dolor de pecho que llegan espontáneamente o trasladados por el SAME.
La atención empieza en el shock room, según contó el director médico, Ignacio Previgliano.
En el proceso de modernización colaboraron la Fundación Fernández y el Ministerio de Salud porteño. A la guardia del hospital, situado en la avenida Cerviño al 3300, del barrio de Palermo, llegan anualmente 91.150 pacientes con distintas dolencias, de distinta gravedad. Se hacen unas 700 cirugías y se atienden 1650 partos y cesáreas.
Esta es la primera remodelación del lugar desde 1995, cuando se inauguró. Demoró dos años e incluyó desde el cambio de iluminación y revestimientos con tratamiento sanitario y aislante en las paredes y los pisos, hasta la incorporación de ocho camas y la instalación de gases medicinales; además, el reemplazo de los respiradores para ventilación mecánica, los monitores y las camas. El quirófano, que se solía usar para operaciones menores, ahora es apto para cirugías mayores en caso de una catástrofe.
Con la inauguración de la sala de recuperación, se completó la puesta a punto de toda la guardia del Fernández, que junto con hospitales como el Argerich (La Boca) o el Pirovano (Coghlan) recibe las emergencias más graves en la ciudad. "Todo trauma llega primero al hospital público", señaló Previgliano.