La ciencia en 2003. Balance agridulce para el Conicet
Falta resolver el tema salarial
"El año 2003 fue muy particular para todos los argentinos. También lo fue para el Conicet. Todos recuperamos la esperanza y nos sentimos con más posibilidades de tener a nuestro alcance un país mejor", dijo ayer por la mañana, durante un desayuno con periodistas, el doctor Eduardo Charreau, presidente del organismo que conforma la columna vertebral del sistema científico nacional. Sin embargo, aunque el balance anual es positivo en ciertos aspectos, también arroja deudas pendientes.
En el renglón del haber, Charreau mencionó, entre otros, los siguientes logros:
- Se finalizó el pago de cuotas atrasadas de proyectos de 1998.
- También se abonaron las cuotas atrasadas de proyectos 2001 de estímulo a la investigación.
- Se firmaron convenios de cooperación con la Universidad de Trieste, con la República Checa y con el Consejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico de Brasil.
- Las unidades ejecutoras contaron con financiamiento todo el año.
- Se firmaron 74 convenios de vinculación científico-tecnológica.
- Se creó la categoría de investigadores en empresas, que permite insertar en el sistema productivo recursos humanos altamente calificados.
- Ingresaron 700 nuevos becarios doctorales y posdoctorales. A partir del 1° de abril de 2004 ingresarán 1314 nuevos becarios al sistema.
No obstante, destacó también asignaturas pendientes:
- Este fue el primero de los últimos siete años en que no pudo ingresar ningún investigador a la carrera.
- No se pudo finalizar la tramitación de siete decretos de designación de nuevos investigadores y personal de apoyo correspondientes a concursos realizados en 2001 y 2002.
- Fue imposible lograr que se sancionara el reconocimiento de antecedentes previos a la carrera del investigador y la reinstauración del índice del 2% anual por pago de informes aceptables.
- Finalmente, no se logró concretar la excepción al decreto 491/02, que limita al Presidente la facultad de designar nuevos investigadores. Tampoco se logró la excepción al decreto 113/01, que permitiría restablecer la contratación de investigadores jubilados que continúan en la plenitud de su capacidad.
El último punto pendiente para reducir la fuga de cerebros al exterior es el de los sueldos. Para el doctor Charreau, habría que duplicar y hasta cuadruplicar los sueldos de los científicos para que ésa no fuera la variable de ajuste que impulsa al éxodo.
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