Cambio climático: cómo se prepara la cumbre de Chile en la que participará Greta Thunberg
La era de la emergencia climática es también la era de las reuniones contra el cambio climático: en diciembre se hará la COP25 en Santiago de Chile, cuyo número obedece a que hay a razón de una por año desde 1995, con sus correspondientes reuniones previas en distintos lugares. La semana pasada terminó en San José de Costa Rica un encuentro llamado PreCOP porque buscó preparar el camino desde lo técnico para la reunión chilena. Mientras tanto, como predicen los informes científicos desde hace un par de décadas, el clima estalla en diversos lugares del planeta y genera un aumento del hambre (según afirmaron desde el Global Hunger Index esta semana), y los jóvenes liderados por Greta Thunberg -quien llegará el mes próximo a Chile- intentan acelerar las acciones. Todo indica que esas acciones deben ser sustancialmente más drásticas que las hasta ahora tibias medidas anunciadas por los países.
En ese sentido es que tanto la reunión costarricense como la de Chile de este diciembre (entre el 2 y el 13) y la de fines del 2020 (COP26 en Glasgow, Escocia) deberían acelerar los esfuerzos de los países que bajo el Acuerdo de París (en la COP21 de París, 2015) se comprometieron a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero de manera unilateral desde el año que viene. Porque, según las cuentas y gráficas científicas, las contribuciones nacionales hasta ahora no resultan suficientes para que la temperatura no suba por encima de los dos grados respecto de la era preindustrial (ya llevamos 1,1°C). Los entre 3° y 8,5°C –en el peor escenario- previstos hacia fin de siglo terminarán de desequilibrar los sistemas ecológicos, que son también la base de los sistemas económico sociales.
En concreto, durante la reunión de Costa Rica, que tuvo como lema "¿Quién dijo que es imposible?", unos 1500 delegados de cien países intentaron avanzar en los dos pasos que son imprescindibles para paliar al menos algo la emergencia climática: reducir las emisiones contaminantes un 45% en 2030 respecto de 2010, y llegar a cero en 2050. La llamada descarbonización choca contra planes de inversión en combustibles fósiles, lo que marca una de las contradicciones entre los poderes económicos y las necesidades de la estabilización climática a largo plazo.
El país que fue sede de la PreCOP puede golpearse el pecho, tal como señaló su presidente Carlos Alvarado durante las jornadas: "La ambición ambiental es rentable. Cada país hará sus propias valoraciones, a la luz de sus experiencias y circunstancias, pero el laboratorio de descarbonización llamado Costa Rica puede probar que los objetivos ambiciosos de descarbonización son también un buen negocio económico", dijo en referencia a su propia experiencia de país verde, que tantos réditos, por ejemplo turísticos, le ha granjeado (suele decirse que es un país de reducidas dimensiones, 0,03% de la superficie mundial pero con un 5% de la biodiversidad mundial, y que fue el séptimo país que presentó un plan de descarbonización).
Si bien eso fue lo central de la reunión en el país centroamericano, se sumaron también otros temas –algo más transversales- de la agenda ambiental internacional, más específicos pero que también agregan al combo, como ciudades y movilidad eléctrica, soluciones basadas en naturaleza y océanos, además de planteos de temas de género y derechos humanos y el clave del financiamiento climático.
Los intendentes también
Si la solución no viene desde arriba, desde la organización mundial de naciones, quizá pueda hacerse desde abajo, desde los primeros niveles de gobierno, los municipales, que son los que reciben las primeras consecuencias de los desastres ambientales en poblaciones y economías.
Eso es lo que estuvo detrás de otra reunión contra el cambio climático que se dio casi en paralelo con la de Costa Rica. En Copenhague, se reunieron los intendentes del C40, una organización en red de 94 de los conglomerados urbanos más importantes del mundo contra el cambio climático. Además de firmar una declaración para proponer dietas saludables y accesibles, sin tantos desperdicios, (el transporte de mercancía contribuye con mucho a las emisiones, así como el metano de la ganadería, en consonancia con las conclusiones del EAT-Forum), en la capital de Dinamarca siguió tomando forma lo que algunos llaman un Green New Deal, un acuerdo a semejanza de aquel impulsado por el presidente de los Estados Unidos Franklin Roosevelt, que sirvió para dejar atrás la crisis económica que empezó en 1929. "[Se necesita] impulsar un cambio urgente, fundamental e irreversible que posibilite, por un lado, sustituir los recursos globales que utilizamos para evitar los combustibles fósiles y, por otro, medidas concretas que permitan superar la emergencia climática", argumentaron en un comunicado. Y el nuevo presidente de la asociación de alcaldes, el "Mayor" de Los Ángeles, Eric Garcetti, anunció que creará una Iniciativa Juvenil Global para luchar contra las causas y los efectos del cambio climático para aprovechar el efecto Greta y arrastrar conciencias y voluntades.
Podrán decir que hay demasiadas reuniones, pero ¿es que se puede hacer otra cosa, avanzar de otra forma, en un mundo multilateral, contra la crisis climática?