Claves para entender las convulsiones
"Las convulsiones febriles son patrimonio de la infancia. Su presentación depende de la predisposición de cada organismo para padecerlas. Se suele enunciar: Convulsiones hace el que puede y no el que quiere", comenta Monk.
El promedio estadístico de edad para que se presenten es alrededor de los 18 meses; después de los 4 años es muy infrecuente su aparición. "El cuadro tiene que ser evaluado por el médico, que casi siempre recibe al niño cuando ya ha finalizado la convulsión."
En general, son breves, de pocos minutos, aunque a los padres les parecen siglos. Es justamente el profesional el encargado de evaluar cuidadosamente la situación y descartar, por ejemplo, un cuadro de meningitis o alguna infección específica. Afortunadamente, la gran mayoría de las convulsiones se presentan acompañando a enfermedades comunes de la infancia y las secuelas son nulas si se trata de una convulsión febril común.
"Hay que prestar atención a los chicos que las hacen muy prolongadas o lejos de las edades estadísticas. Es importante saber que es imposible que un chico sano se muera durante una convulsión febril, aunque los padres comentan que durante la misma percibieron ese temor."
Cuando un chico convulsiona hay que llevarlo al centro médico más cercano, pero si éste está medianamente lejos y mientras se espera al profesional o el traslado, se debe desvestirlo y tratar de ponerle esponjas o paños mojados con agua tibia mientras se prepara el baño antitérmico. No se debe utilizar agua fría o con hielo.
Dónde consultar
Sociedad Argentina de Pediatría www.sap.org.ar