Danzaterapia, una manera distinta de superar conflictos
"Danza sobre el dolor y la danza lo consumirá..."
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No hay movimientos implacables y repetidos de memoria, una y otra vez, con el único objetivo de alcanzar la perfección, ni miradas narcisistas embelesadas sobre el espejo.
No. Es otra cosa.
"Buscamos que las personas se conecten con el primer lenguaje del ser humano, formado por el movimiento intuitivo, el ritmo y la voz –explica Sonia López, danzaterapeuta formada con la célebre y octogenaria María Fux–. A través de la música y el arte, el cuerpo se manifiesta y libera sentimientos y emociones que no se expresan verbalmente. Y no es necesario tener experiencia previa en danza para lograrlo."
En la fundación que lleva su nombre, Sonia López trabaja con grupos de todas las edades y de ambos sexos, aunque admite que los varones son más reticentes, "porque lo asocian al tutú y las zapatillas de punta, aunque acá no se usan", señala.
¿La danzaterapia puede reemplazar a la terapia psicológica más conocida por todos? "Yo fui al psicólogo un mes y no me gustó –recuerda Susana Novoa, empleada, de 63 años–. Hace seis años, alguien me recomendó danzaterapia porque estaba contracturada y sufría lumbalgias. Desde ese momento jamás dejé de venir. Nunca había hecho ninguna actividad con el cuerpo. Es bueno desde lo físico y lo espiritual, es el despertar de los sentidos, del espacio propio y del de los otros. Las emociones se transmiten con el cuerpo. No venimos a hablar de los problemas. Los danzamos. Y uno se siente mejor, aunque no medien las palabras."
Sonia López afirma que la danzaterapia no pretende reemplazar a ningún enfoque terapéutico, sino complementarlo. "El arte nos conecta con nosotros mismos y comienzan a producirse cambios –explica–. Las personas sienten mayor aceptación y seguridad, se fortalece la autoestima, el autoconocimiento, el paso del tiempo, se favorecen los vínculos..."
La profesora añade que las clases se estructuran sobre consignas (por ejemplo, palabras clave como mar, agua, luces, sombras, opuestos, etcétera) y es el discurso del danzaterapeuta el que guía el trabajo y ofrece la contención frente a las emociones que el trabajo hace surgir.
¿En qué se diferencia la danzaterapia de la expresión corporal? "La expresión corporal –aclara Sonia López– no propone un lenguaje tan artístico como la danzaterapia. No hablamos de piernas, brazos o torsos. Acá el cuerpo es una metáfora y si hoy trabajo con el mar el mineral que hay en el mar tendrá que ver con las durezas de mi cuerpo y el agua con mi dejarme fluir... Damos herramientas para que cada persona encuentre su forma de bailar, sin movimientos estereotipados, sino creativos, y cada uno hace hasta donde siente que puede..."
De abuelos y niños
Para Miguel, de 93 años, la danzaterapia resume un viejo y acariciado deseo infantil, siempre postergado: las ganas de bailar.
"Trabajo con adultos de más de 55 años –expresa Nélida Fascetto, profesora del equipo–. En la danzaterapia no nos interesa la acrobacia, así que pueden participar personas con limitaciones. Además, a menudo hay una brecha generacional entre el profesor que trabaja con grupos de personas mayores y los abuelos. Los abuelos no entienden qué es «pelvis». Pero están capacitados para comprender el lenguaje de la reminiscencia y así transformar lo negativo en positivo."
Sonia López agrega que también para los chicos la danzaterapia es una alternativa interesante. "La vida de los chicos está llena de «no» –comenta–. Y todos esos «no» provocan gran frustración, que es imposible de contener desde el lenguaje. Acá se expresan esos sentimientos. Y no es lo mismo que un arte marcial; puede ser que patee y pegue, pero si no hay un trabajo donde el chico esté contenido se produce un desfase, se saca la agresión, pero no se hace nada con lo que queda dentro de ese ser."
Además de las clases para niños, adolescentes, adultos y adultos mayores, la Fundación Sonia López realiza trabajos comunitarios. "Damos clases en escuelas especiales, en hogares de abuelos, en grupos de mujeres golpeadas, hemos estado en conventillos de La Boca –dice la danzaterapeuta–. También capacitamos personas interesadas en el trabajo voluntario, para que después sean multiplicadores y la propuesta llegue cada vez a más gente."