"Hay que asistir psicológicamente a las víctimas de la inundación"
La sensibilidad de los argentinos está, por estos días, a flor de piel. Los sucesos políticos, económicos y sociales de los últimos tiempos nos afectan de tal manera que nuestras defensas mentales bajan y, además, producen una acumulación de tensiones que aumentan nuestra vulnerabilidad y exigen manifestarse.
Muestra de ello son las imágenes de cientos de personas entregando emocionadas alimentos y bienes de primera necesidad para ayudar a reducir los efectos de la inundación en Santa Fe, que demuestran la magnitud social y psicológica de la catástrofe.
"Es necesario organizar rápidamente grupos de profesionales entrenados y capaces de asistir psicológicamente a las víctimas de la inundación", dijo a LA NACION el profesor Mark Sandman, miembro de la Academia Estadounidense de Especialistas en Stress Traumático.
Doctorado en psicología en la Universidad de Antioch, Estados Unidos, Sandman se especializó en el estrés provocado por acontecimientos altamente impactantes que dejan secuelas a largo plazo en el individuo: el estrés postraumático.
En diálogo telefónico desde Montevideo, Uruguay, donde participa del Seminario sobre Stress Postraumático y Laboral organizado por la Universidad de Flores (Uflo), junto con la Sociedad de Psicología y la Sociedad de Psiquiatría de Uruguay, Sandman recomendó recurrir al enfoque denominado Critical Incident Stress Debriefing (CISD).
Sin una traducción unificada internacionalmente, el CISD consiste en la catarsis afectiva de quienes atraviesan situaciones traumáticas, como médicos, maestros, policías, bomberos, soldados y víctimas de delitos, entre otros, que necesitan "restablecer el equilibrio entre sus emociones, sus sentimientos y su cabeza".
Equipos coordinados
Este abordaje de las consecuencias de acontecimientos impactantes se utiliza con éxito en Estados Unidos, Inglaterra, España, Arabia Saudita, Kuwait, Vietnam y Azerbaiján. En todos los casos, los grupos de pares ( peer groups ) trabajan como equipos coordinados. Los profesionales de la salud mental, con alta capacitación en cada suceso traumático, cumplen el rol más importante.
En el caso de Santa Fe, Sandman consideró viable extender la estrategia del CISD al tratamiento de la población en general. "La gente tiene que contar lo que le está pasando y lo que está sintiendo para evitar las consecuencias", afirmó.
Frente a la inundación como un evento altamente impactante, el especialista estadounidense recomendó que se organicen grupos de trabajo mixtos formados por profesionales de la salud mental y representantes de los organismos de seguridad y defensa y de las organizaciones no gubernamentales.
Por su parte, el rector de la Uflo, doctor Roberto Kertész, definió la inundación en Santa Fe como un estímulo que afecta a la población y sus bienes de manera inesperada.
"Este estímulo tiene varias etapas, pero la primera es aguda y se materializa en el temor, la ansiedad y la pérdida de control de los individuos afectados", reflexionó el rector, que criticó la falta de prevención de la catástrofe tanto en su aspecto geográfico como psicosocial, es decir, la pérdida del hogar, de los bienes y el sentimiento de desarraigo de los santafecinos. El viernes próximo, Kertész inaugurará la edición argentina del encuentro en su universidad.
Profesionales agotados
Entre los aspectos a tener en cuenta en la asistencia a la población santafecina es, para Kertész, que el estrés también lo sufren quienes protegen y ayudan. "Los profesionales quedan agotados", aseguró.
Según el titular de la Uflo, la formación de los grupos de pares se podría realizar en 12 horas e, incluso, a distancia.
La capacitación debería incluir las características de la catástrofe, las fases por las que atraviesan las víctimas -aguda y postraumática-, la formación de grupos de contención, la contrucción de una red oficial de comunicación efectiva y las características del concepto de afectación masiva. "Los profesionales de la salud mental estamos formados para tratar casos individuales y no la afectación de grandes grupos", sostuvo.
"Aún se está a tiempo de capacitar a los santafecinos para responder mejor a la crisis que viven", dijo al incluir a los medios de comunicación como vehículo de esa capacitación.
De no poner manos a la obra en la prevención de las secuelas que dejará el agua en los santafecinos, las consecuencias a largo plazo serían, según el rector, la depresión crónica manifestada en suicidios, irritabilidad, bajo rendimiento o ruptura familiar "frente a la imposibilidad de recuperar lo perdido".
En el caso de los niños, el grupo de riesgo más importante, "la contención la debe realizar cada núcleo familiar y, a su vez, la familia debe estar respaldada por grupos de pares" formados por "los servicios de salud oficiales, los grupos religiosos, los organismos de seguridad y defensa, las organizaciones no gubernamentales y la población en general".
"Es imprescindible el apoyo emocional de los afectados y eso lo está demostrando la sociedad en su conjunto con su solidaridad."
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