Idiomas: ¿qué aporta la ciencia a las aulas?
"Enseñar un idioma no significa hacer ingresar todo lo posible el lenguaje en el cerebro de un chico, como lo confirman investigaciones de las neurociencias sobre el funcionamiento del cerebro y el procesamiento del lenguaje. La aplicación de esa información en el aula nos permite ayudar a los alumnos a aprender mejor un segundo idioma", comentó a LA NACION el doctor Herbert Puchta, profesor de inglés en la Universidad de Graz, Austria, y reconocido por sus libros sobre cómo aprovechar las inteligencias múltiples en el aula.
Puchta visitó el país para asistir a un encuentro de docentes de inglés, en Rosario, invitado por KEL Ediciones. Habló de los beneficios de empezar a aprender un idioma extranjero a edad temprana y esbozó una receta para lograrlo al asegurar que no existe la falta de interés, sino de motivación... cualquiera que sea la edad en la que se desee aprender.
"Chicos, adolescentes y adultos aprenden de manera diferente. Por eso, cuanto más temprano los chicos empiezan a tomar contacto con un segundo idioma, mejor aprenderán ciertos aspectos, como la pronunciación. En los adolescentes, en cambio, lo que suele conspirar contra ese aprendizaje es más una cuestión de motivación que de gusto por el idioma", señaló el especialista.
Es "fascinante", sostuvo Puchta al recordar sus primeros años como docente, ver cómo alumnos del jardín de infantes logran una pronunciación adecuada, a diferencia de los adultos, entre los que la vergüenza al ridículo suele ser más frecuente. La explicación sería psicológica: "Cuando un adulto comienza a aprender un segundo idioma tiene una identidad establecida, por lo que algunas veces el nuevo idioma se «siente» extraño -consideró Puchta-. Un chico, en cambio, está en pleno desarrollo de esa identidad, a la que va incorporando ese aprendizaje".
En ese camino, el aporte de la psicología cognitiva descansa sobre la importancia de "activar" la mayor cantidad de canales sensoriales, como el tacto, la audición y la visión. Y las neurociencias indican, según el experto, que cuanto mayor es esa apertura de canales en el proceso de aprendizaje, mejor será el paso del nuevo lenguaje al sistema límbico, es decir, al conjunto de estructuras cerebrales -como el hipotálamo y el hipocampo-, responsables de las emociones, el comportamiento y la memoria a largo plazo. "Lo que la maestra logre que el alumno almacene en esa parte del cerebro, será más fácil de recordar a largo plazo", resumió Puchta.
En la receta efectiva para adquirir un idioma extranjero que respalda el entrevistado, la aceptación de los propios errores, ya sea en la pronunciación o en la elección de las palabras, es uno de los ingredientes. Otro, propio de los últimos años, es un mayor acceso a los medios electrónicos, donde los idiomas extranjeros (con el inglés a la cabeza) son moneda corriente. "Hace 20 años, el principal problema era una sensación de no poder convencer a los alumnos de que el inglés lo usaba gente real. Hoy, en cambio, Internet y la televisión satelital cambiaron el mundo, donde el idioma extranjero es una parte relevante", finalizó.
lanacionar