Opinión. Otros puntos de vista
Los líderes de las distintas creencias expresaron muchas veces su posición ante las técnicas científicas que involucran la manipulación de embriones.
La Santa Sede rechazó recientemente la clonación humana y exigió la prohibición de cualquier práctica relacionada con esa técnica al afirmar que se trata de "un acto maligno".
El representante del Vaticano ante las Naciones Unidas, el arzobispo Renato Martino, expresó la negativa de la Santa Sede a esta práctica durante su intervención en la reciente asamblea de la Convención Internacional contra la Clonación de Seres Humanos.
El arzobispo subrayó que si se sigue por ese camino "se abre la posibilidad de una generación de seres humanos con una herencia genética empobrecida respecto de quienes gozan de una completa herencia genética materna y paterna".
Añadió que detrás de la clonación se esconden intereses económicos y expresó su repugnancia ética por la "explotación de seres humanos".
El representante permanente del Vaticano agregó que la clonación de embriones no sólo es "inmoral", sino que debe ser declarada también "inútil" a nivel científico, "ya que las células madres pueden obtenerse por otros métodos aceptables".
El Vaticano condenó la propuesta de algunos expertos estadounidenses de realizar prácticas de clonación humana en los procesos de procreación asistida e insistió en la necesidad de aprobar leyes que la prohíban.
Uno de los puntos más polémicos que giran en torno de la clonación -ya sea terapéutica o reproductiva- es el estatuto del embrión. Para la Iglesia Católica, la vida se inicia en el momento en que éste comienza a formarse.
Pero dentro del ámbito religioso las opiniones son dispares. Según el rabino Mario Roijman, director del Centro Interreligioso de Responsabilidad Social (CIRS), "cuando decimos que Dios cura a los enfermos y le imploramos por ellos, lo que le estamos pidiendo es que dote de inteligencia y sensibilidad a los médicos, a los enfermeros y a los investigadores para que logren la curación o generen la posibilidad de que existan menos enfermedades. Por eso, personalmente, creo que la clonación terapéutica es aceptable en la medida en que apunte a la curación de males que, de otro modo, no tendrían solución".
Para el religioso judío, "podemos mirar con flexibilidad la propuesta en tanto consideramos que recién a los 40 días de su formación el embrión comienza a ser persona. Siempre que se trabaje con el sólo objetivo de mejorar la vida de las personas pensamos que los investigadores actúan como socios de Dios. En cambio, si estas técnicas se utilizaran para crear seres humanos idénticos a otros, en ese caso, tenemos todos los reparos éticos. No estamos de acuerdo".
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