Realizaron dos trasplantes exitosos de células sanguíneas de cordón umbilical
Cuando "prende", este procedimiento constituye una cura definitiva para males como la leucemia
El corazón, los pulmones o el hígado humanos no pueden ser preservados por tiempo indefinido hasta que aparezca un paciente que necesita un trasplante. De ser así, probablemente las listas de espera no serían tan largas. Con las células de la sangre que luego de un parto queda en el cordón umbilical y la placenta, por el contrario, la espera se puede revertir.
Conservadas en tanques con nitrógeno líquido a 180° bajo cero, las células progenitoras hematopoyéticas de cordón umbilical pueden permanecer indefinidamente a la espera de que alguna persona necesite de ellas para poner fin a una enfermedad que ha destruido o alterado el funcionamiento de su médula ósea.
Al madurar, estas células dan origen a los distintos componentes de la sangre: glóbulos blancos, rojos, plaquetas. Y por su capacidad de restituir las funciones de la médula ósea son empleadas para el tratamiento de leucemias agudas, leucemia mieloide crónica, anemia plástica severa, talasemia mayor, linfomas, mielomas y déficit inmunológicos congénitos.
En el Instituto de Trasplantes de Médula Osea (ITMO) de la Fundación Mainetti, en Gonnet, provincia de Buenos Aires, funciona desde 1998 el programa Bancel: el primer banco latinoamericano de este tipo de células para pacientes no relacionados. Allí ya se han obtenido, estudiado, procesado y criopreservado alrededor de 200 unidades, que actualmente están listas para ser trasplantadas.
Desde que comenzó la experiencia -realizada en conjunto con el Servicio de Obstetricia del Hospital Italiano de La Plata- ya se han efectuado dos trasplantes exitosos. Bancel ofrece las células para trasplante a un costo significativamente menor que el que implica importarlas de bancos extranjeros (15.000 dólares cada unidad más 3000 de gastos de traslado). En su último número, la revista Medicina publicó estos primeros resultados.
De camino al frío
El proceso que culmina con el trasplante de una unidad de células madre sanguíneas comienza incluso varios meses antes de su obtención. "Durante el tercer trimestre del embarazo, cuando la mujer acude a uno de sus controles, el médico le pregunta si está dispuesta a donar el cordón umbilical y la placenta -explica el doctor Víctor Hugo Morales, subdirector del ITMO-. Casi el 100% de las mujeres responde que sí ."
Meses después, llegado el momento del parto, todo transcurre normalmente, con excepción de que, en vez de descartar el cordón umbilical y la placenta, los integrantes del equipo de obstetricia entregan los tejidos a los médicos de Bancel. Estos extraen la sangre que luego habrá de ser procesada para extraer las células madre viables, mientras analizan el plasma para confirmar que esté libre de agentes infecciosos, como el HIV, el citomegalovirus o el Trypanosoma cruzi, entre otros.
"Luego determinamos el grupo sanguíneo y los llamados antígenos de histocompatibilidad (HLA), que permiten determinar el grado de compatibilidad entre donante y receptor -continúa Morales-. Por último, realizamos cultivos para ver si estas células madre producirán glóbulos rojos, blancos o ambos."
Para ese entonces, las unidades de aproximadamente 25 mililitros comienzan el gradual proceso de criopreservación: son enfriadas a 4°, a 40° y a 80° bajo cero, para finalmente ser colocadas en tanques de nitrógeno líquido a 180° bajo cero.
Una cura definitiva
Quienes recurren a bancos de células de cordón umbilical como Bancel son en su mayoría niños o adolescentes, y sólo a veces adultos de bajo peso, que no han conseguido un donante relacionado (un familiar, generalmente un hermano) de médula ósea o de sangre periférica. Esto se debe a una actual limitación del tratamiento: la cantidad que puede ser obtenida de un cordón sólo alcanza para una persona de no más de 30 kilos.
¿Cómo se realizan estos trasplantes? Luego de ser descongelada, la unidad de células progenitoras hematopoyéticas es transfundida como en cualquier transfusión de sangre. Entonces, "las células trasplantadas se dirigen hacia la médula ósea del paciente, donde anidan -cuenta Morales-. Y después de 12 a 14 días comienzan a diferenciarse, dando lugar a células sanguíneas, o a dividirse, generando nuevas células progenitoras".
Uno de los signos que revelan la restitución a la normalidad de las funciones perdidas o alteradas de la médula ósea es bastante curioso: a un mes y medio del trasplante, el paciente pasa a tener el grupo sanguíneo del donante. "Si esto no sucede es porque el procedimiento ha fracasado", comenta el especialista.
Al igual que el trasplante de médula ósea, cuando "prende" -el éxito de estos procedimientos oscila entre el 50 y el 70%- el de células de cordón umbilical constituye una cura definitiva para el paciente.