Salvado por un desfibrilador a bordo
BOSTON (The New York Times).- Michael Tighe, impulsor de la iniciativa de instalar desfibriladores cardíacos en los edificios de Boston, ahora está agradecido de que otros hayan entendido la necesidad de contar con este equipamiento en los aviones.
La semana última, Tighe, de 62 años, sufrió un ataque en un vuelo de American Airlines y se convirtió en la primera persona que salvó su vida gracias a un desfibrilador en un vuelo de cabotaje en los Estados Unidos.
Este hombre, director de relaciones con la comunidad de la Boston Public Health Comission, contó en un hospital de Denver, donde ahora se recupera: "Estaba viendo una película, y me sentí mal. Después no recuerdo bien qué ocurrió".
Su mujer, Dolores, que es enfermera, inició las maniobras básicas de resucitación cardiopulmonar, mientras las azafatas del vuelo traían el desfibrilador.
Luego de cinco shocks eléctricos, Tighe reaccionó y fue asistido por un médico que viajaba cerca de su asiento. El vuelo, que debía recorrer el trayecto Boston-Los Angeles, aterrizó en Denver, donde el funcionario fue hospitalizado.
Sin un desfibrilador, las posibilidades de supervivencia luego de un ataque cardíaco no superan el 5 por ciento. Por eso, muchas compañías de aviación han instalado estos dispositivos en sus aviones. Entre ellas, Qantas y Virgin Atlantic. En los Estados Unidos, Delta Airlines y United Airlines han anunciado que los incluirán en los vuelos, aunque todavía la Administración Federal de Aviación no los exige en forma obligatoria.