Suplemento especial: Mujeres. Verdades y mitos sobre los males femeninos
Con sus hormonas, sus ciclos, sus embarazos y la menopausia, no cabe duda de que, para la medicina, las mujeres resultan un misterio mucho más complejo que los hombres. Y no sólo en cuestiones sentimentales. Históricamente se consideraba que los varones y las mujeres eran iguales, salvo en los aspectos reproductivos. Sólo en 1960, cuando un grupo de médicas feministas de Boston publicó Nuestros cuerpos, nosotras mismas surgió el concepto de salud de la mujer .
"Existen varias características diferenciadoras entre los sexos que, a su vez, dan como resultado mayor vulnerabilidad o resistencia ante determinados trastornos y enfermedades", explica el doctor Raúl Mejía, responsable del Grupo de Trabajo de Salud de la Mujer del Hospital de Clínicas.
De hecho, el sistema inmunológico femenino parece ser más apto para defenderse del agresor externo que su par masculino. Y tiene la facultad de inhibir esta actividad durante el embarazo para acoger un nuevo organismo. Sin embargo, esta habilidad es responsable de que las mujeres sean más propensas a padecer enfermedades autoinmunes, en las que el organismo ataca sus propias células sanas, como sucede en la artritis reumatoidea, el lupus, o la esclerosis múltiple, que suelen irrumpir o agravarse durante los embarazos.
Aunque se habla de la importancia de los estrógenos (las hormonas femeninas por excelencia), en este comportamiento su participación no ha sido lo suficientemente aclarada.
En cuanto a la vulnerabilidad inmunológica ante enfermedades como el sida, lo que sucede es que "en una relación sexual sin protección, la mujer aumenta su posibilidad de contagio porque tiene más superficie de mucosa, porque el semen permanece en su interior, y porque el rozamiento del pene contra las paredes vaginales produce pequeñas escoriaciones que permiten el ingreso del virus", explica el doctor Mejía. Mientras que el hombre, si no tiene lesiones en las paredes del pene, no ofrece muchas posibilidades de ingreso al virus. Pero no es, dice el especialista, una vulnerabilidad inmunológica, sino anatómica.
Las mujeres son más propensas a padecer trastornos gastrointestinales como la constipación o el colon irritable, pero eso no se debe a que "tengan digestión más lenta". La mayoría de los especialistas se inclina por los conflictos emocionales vinculados con la comida y al acto de comer, muy punzantes en el mundo femenino.
Tumores y hábitos
Es importante destacar que respecto de los diferentes tipos de cáncer, entre las mujeres el de colon se ubica en el tercer lugar. Por eso es fundamental consultar ante malestares recurrentes y, partir de los 45 años, realizarse un estudio de sangre oculta en materia fecal. Al mismo tiempo, no se deben olvidar otros tumores malignos, como el de pulmón, estrechamente ligado al hábito de fumar.
Si bien es sabido que en las mujeres el riesgo de sufrir un ataque cardíaco adviene diez años después que en el varón, algunos sostienen que como los síntomas son generalmente diferentes (dolor abdominal, malestar general), el diagnóstico y tratamiento inmediatos se demoran. Otros argumentan que al tratarse de mujeres mayores, tienen enfermedades agregadas. Y las arterias femeninas son más finitas que las masculinas, lo que complica un eventual cateterismo.
Es menos conocido otro dato: se ha demostrado que en las mujeres mayores de 65 años, el colesterol HDL (colesterol bueno, de alta densidad) tiene un efecto más protector que en los hombres.
Hasta la menopausia, cuando la situación se equipara, las mujeres tienden a ser hipotensas (baja presión arterial) en comparación con sus pares masculinos, que presentan niveles más elevados de presión sanguínea. La presión normal femenina suele ser más baja que en los hombres.
Pero cuando una mujer se vuelve hipertensa, lo hace con los mismos niveles que los sujetos masculinos, y exige tomar las mismas precauciones.
Como las mujeres viven más años que los varones presentan un riesgo aumentado de artrosis (envejecimiento articular) y, en las obesas, se incrementa el riesgo de sufrir artrosis de rodilla y de cadera debido al peso que deben soportar esas articulaciones.
¿Y en el plano sentimental? Según estudios sobre poblaciones clínicas, las mujeres conforman el 72% de los afectados por trastornos de pánico con agorafobia (temor a lugares abiertos), pero son sólo el 35% de quienes padecen fobia social.
Esta discrepancia está vinculada -según explica a la nacion el licenciado Daniel Bogiaizián, secretario de la Asociación Argentina de Trastornos de Ansiedad- "con el rol de cada género en nuestra sociedad en particular, ya que en los Estados Unidos, por ejemplo, donde se espera que una mujer sea competitiva en el trabajo y pueda iniciar una conquista amorosa, el porcentaje se invierte y las mujeres sufren más fobia social que los hombres".
En cuanto a la depresión, durante la infancia es similar en varones y nenas. En la adolescencia la relación es de dos mujeres por cada varón deprimido, y la brecha se va acentuando con los años. Según un informe de la Fundación Isalud, un 60% de quienes padecen insomnio y depresión son mujeres.
Estos datos guardan correlato con el consumo de sustancias tranquilizantes y antidepresivas, que superan holgadamente el consumo masculino.
En términos generales, no todo está tan mal. Principalmente porque en la actualidad la expectativa de vida de la mujer está ascendiendo. En la Argentina, por ejemplo, las mujeres viven -en promedio- 74 años. Claro que, por el momento, existen grandes brechas entre los sectores de nivel socioeconómico más bajo y las clases con mayor acceso a la información y a la atención sanitaria.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que en el año 2015 habrá en el planeta más de 600 millones de mujeres mayores de 65 años. A comienzos de los años 90, la cifra sólo alcanzaba los 330 millones.
Ahora que hablar de la salud femenina no sólo implica referirse a los aspectos reproductivos, el conocimiento médico se ha extendido y existen mejores herramientas para enfrentar los males modernos. Sin embargo, la prevención requiere de un compromiso individual por parte de las mujeres.
¿SEXO DEBIL?
El organismo de la mujer se adapta mejor al stress, como lo demuestran algunos tests de admisión a la NASA realizados a las aspirantes a astronautas. El hombre, en cambio, tiene más potencia
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