Barajar y dar de nuevo: cuando el dolor replantea la propia existencia
Historias de quienes se enfrentaron a crisis profundas, como enfermedades terminales y la muerte de un ser querido pero, con la ayuda adecuada, encontraron un nuevo sentido a la vida.
La frase “crisis es igual a oportunidad” deja de ser un simple dicho y se convierte en un hecho real. Enfermedades graves, duelos, estrés, depresiones, pérdida de sentido a la propia vida. Cada quien llega por un motivo diferente pero todos ellos con un objetivo en común: conectar cuerpo, mente y alma. Profundizar en lo que llevamos dentro para desarrollar al máximo la inteligencia emocional y así entender cómo fortalecer la salud y mejorar el sistema inmunológico. Esto es lo que experimentan las personas que llegan a la Fundación Salud que aprenden a ser protagonistas de su propia recuperación para sentirse más plenos, más felices.
Entre las más de 30.000 personas que ya pasaron por esta experiencia, existen historias de verdadera transformación. Como la de Silvia Barbieri, a quien una simple inflamación de ganglios y un gran cansancio la condujeron a una consulta médica. “Mi asombro fue aún mayor con la derivación a un oncólogo. Cumplida esa visita, me encontré con un diagnóstico fatal: tenía la enfermedad de Hodgkin en estado avanzado y la muerte esperándome a pocos meses”, recuerda 17 años más tarde.
Con lágrimas en los ojos le contó a una amiga lo que le estaba sucediendo y ella le recomendó acercarse a la Fundación Salud. “Rabiosa, con toda mi sangre italiana, le grité: ¡Me estoy muriendo y vos querés que vaya a una charlita de autoayuda! Pero los días pasaban y a medida que el tiempo se acortaba, el miedo crecía. Así que, pese a mi escepticismo, acepté ir a una reunión”, cuenta Silvia.
Luego de varios encuentros, decidió realizar el Programa Avanzado de Recuperación y Apoyo que brinda esta organización. Poco a poco, Silvia comenzó el camino de su propia sanación, tanto física como espiritual. “Empecé a sentir la tibia y penetrante sensación de paz que da el perdonarse y perdonar. Encontré una herramienta de vida para ponerme de pie: sentirme digna de ser. Experimenté el placer de la paz. Me di cuenta de que era muy agresiva y crítica conmigo misma, fui descubriendo gradualmente todo lo que tenía que agradecer. Aprendí a amarme, a respetarme y mostrarme tal cual soy. Pude empezar a aceptar y disfrutar la bendita incertidumbre y la impermanencia”, explica mirando para atrás.
El tiempo pasó y, aquellos seis meses de expectativa de vida del diagnóstico quedaron en el pasado. “Mi pequeño milagro, el de salvar mi vida y tener la oportunidad de vivirla intensamente, lo había cambiado todo”, cuenta Silvia que hace ya doce años recuperó su salud.
Hoy, a sus 67, agradece todas las mañanas al despertarse. “Amo esta vida que lo más maravilloso que tiene es lo que todavía no vivimos. Por fin —nunca es tarde— aprendí a transitar en una realidad que me permite crear salud en un eterno presente. Me siento con el privilegio y la responsabilidad de vivirlo en permanente agradecimiento, hasta que arda la última vela”, concluye.
Otra de las tantas historias que atesora la Fundación Salud es la de Cecilia Giacumbo que, a diferencia de Silvia, se acercó a esta ONG por un dolor emocional: el fallecimiento de su hijo Santiago de 19 años. “La muerte de un hijo produce el mayor dolor del alma, un pedazo de uno muere con él; te desestabiliza toda tu existencia”, confiesa.
“Me peleé con Dios que se había llevado a mi único hijo y me centré en mi sufrimiento, porque era el único y el más grande del mundo -eso pensaba en ese momento- todo era fastidio”, agrega Cecilia que, un día, decidió salir de su encierro y pedir ayuda.
En este camino conoció a la Fundación Salud donde realizó un proceso de resiliencia y aprendió una verdad que comparte: “Enfrenté al dolor que me provocó su partida, tuve que aceptarlo, transitarlo y trascenderlo, porque el amor por Santi es mucho más grande, no tiene fin. No quiero que el resto de mis días sean una sumatoria de momentos que hay que transitar esperando el instante final para el reencuentro con mi hijo, no quiero un pacto con la muerte, quiero un pacto con la vida, cada día tiene que ser un regalo que me sorprenda y no un derecho adquirido.”
Fundación Salud
Es una organización sin fines de lucro, dedicada desde hace más de 30 años a la Medicina Biopsicosocial y a la promoción de la Psiconeuroendocrinoinmunología (PNEI), que ofrece apoyo biopsicosocial.
Brindan un plan de salud personalizado, diseñado por un equipo interdisciplinario, con el objetivo de que las personas logren potenciar sus recursos internos a fin de realizar los cambios vitales que posibiliten el regreso a la salud e indiquen un camino nuevo hacia la sanación.
En la Fundación Salud también realizan seminarios de inteligencia emocional para todas las personas que buscan aprender a vivir mejor. De este modo, no solo se logra mejorar la calidad de vida, sino que se activa todo el potencial humano para prevenir enfermedades tanto físicas como emocionales.
Para más información: www.fundacionsalud.org.ar