Cambio de cultura y de valores
Una mirada al mundo de los últimos dos años nos muestra que cada vez más, la sociedad se levanta y actúa cuando percibe que no es escuchada, que hay injusticias, y especialmente cuando no se siente representada.
Sin embargo, como siempre ocurre, hay una movilización más oculta, serena, pacífica, pero que está produciendo y producirá aún más cambios muy profundos. Se trata de la movilización de las élites: personas altamente calificadas, con carreras profesionales destacadas, que deciden involucrarse a fondo en la resolución de problemas de la sociedad; problemas que si bien son visibles no se resuelven.
Gracias a Dios son cada vez más las personas que asumen el compromiso de liderar cambios, comprometiendo su carrera, su prestigio, su tiempo; en fin, todo su ser en aventuras dignas de ser reconocidas.
Más allá del impacto que tienen en cuanto a los problemas específicos que abordan, estamos ante un impulso al cambio de cultura y de valores que tanto se necesita. Cultura y valores que no alcanza con su declamación, sino que deben ser vistos encarnados en personas concretas para contagiar a otros:
- De la declamación al compromiso personal.
- De la tranquilidad al riesgo de hacer lo que otros no hacen.
- De la visión personal al sentido social.
- Del concepto sociedad en general al de dignidad de personas que sufren.
- Del no se puede al todo se puede si la tarea tiene real sentido.
- De la idea de tener algo a la de dejar algo que tenga sentido
.
- De prestigio profesional a humildes servidores que ponen su talento al servicio de los demás.
Por eso esta generación de emprendedores sociales calificados debe ser reconocida no con el espíritu de prestigio, sino como líderes de cambio. Como bien decía Chesterton, sobre el mal todos coincidimos fácilmente, y agregaba: "Es sobre el bien por lo que deberíamos tomarnos a golpes", y el bien por suerte se ve encarnado en estos ejemplos. Siempre que hay crisis y se habla de problemas, mencionamos a Ortega y Gasset con su argentinos a las cosas, y aquí están esas cosas.
Marcelo Paladino
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