Cantidad vs. calidad
El impacto social desde una perspectiva cuantitativa implica alcanzar un resultado positivo en un mayor número de personas de acuerdo con los objetivos propuestos. En cambio, si en lugar de cantidad se utiliza un criterio más general como "efecto multiplicador" los aspectos a considerar pueden variar. Así, no sólo se trataría de analizar únicamente a cuántas personas comprende, sino cómo las afecta tanto en una dimensión individual como también comunitaria.
Cuando el trabajo con niños de hogares y barrios sumergidos para superar sus condiciones de marginalidad, logra resultados escasos, sugiere preguntarse si es válido el esfuerzo realizado.
También surge ese interrogante en los casos de enfermos terminales, o las personas con discapacidades severas, que deben ser atendidos personalmente, donde los cuidadores deben superar numéricamente a las personas atendidas.
Cuando estos y otros casos críticos son tratados con respeto, afecto y alegría, se les brinda un lugar cómodo y agradable, además de valorar las acciones solidarias algunos se preguntarán si se puede considerar un impacto positivo. Manifiestamente es para esas pocas personas, los pobres, débiles y sufrientes. Ellos por el buen trato posiblemente sienten un cambio radical en sus vidas, pero también es para quienes los cuidan. Al respecto algunos podrán argumentar que es una acción limitada a un círculo íntimo. Pero vale preguntarse si es posible la calidad de vida en una sociedad, que no pone en práctica en forma continua la defensa y la protección de los más débiles. La continuidad es una condición para obtener resultados en el largo plazo, y la atención de los vulnerables implica encontrarse con la experiencia de dolor y sufrimiento, aspectos que ayudan a madurar humanamente, porque de eso se trata: humanismo.
Es probable que quienes se dedican a apoyar estas obras busquen indicadores para su evaluación. Estos indicadores no son numéricos, deben buscarse los apropiados para comprender una comunidad de personas, que al final de sus días serán recordadas por el valor humanitario que aportaron a la sociedad en la que se desenvolvieron.
El "efecto multiplicador" no es un protocolo, es una perspectiva que puede convertirse en un proyecto de vida.
La autora es vicerrectora de la Universidad Católica Argentina
Beatriz Bailán