Cómo evitar situaciones de abuso en menores
A raíz de la denuncia de violación de una menor de edad en un boliche de la Costanera (Caix) acontecido el 11 de noviembre en una fiesta de egresados de un colegio de Belgrano, LA NACION consultó a la Fundación Padres, para ofrecer orientación acerca de cómo prevenir este tipo de situaciones que marcan para siempre la vida de las víctimas.
María Pía del Castillo, madre de cuatro adolescentes y directora ejecutiva de esta fundación, alerta sobre cuestiones a tener en cuenta:
- Si bien hay una ley que establece que los menores de 18 años no pueden consumir alcohol y el Estado debe velar por el cumplimiento de esa ley, somos los padres los responsables de que nuestros hijos menores de edad no tomen alcohol. Normalmente “las previas” se hacen en las casas y miramos para otro lado. Es importante este punto: cero alcohol”.
- Debemos saber adónde van los chicos. Averiguar: ¿Hay mayores responsables? ¿Cuántos? ¿Dónde? ¿Los conocemos? Hablar con ellos, contactarlos y si nos toca cuidar en una fiesta en la que hay menores, no quedarnos en un vip mirando de lejos sino estar en la fiesta, dar vueltas. Los estamos cuidando, no sólo cumpliendo con una formalidad. ¿Qué medidas de seguridad tiene el boliche? ¿Las cumple? Vigilancia, salidas de emergencia, enfermería, baños, agua. ¿Hay controles del Estado en esos locales? ¿Está al día la habilitación? Tenemos derecho y debemos controlar todo esto y si no se cumple, es nuestra obligación denunciar.
- ¿Cómo van los chicos a la fiesta? ¿En ómnibus alquilados? ¿Quién los alquila? ¿Tienen permiso para circular? ¿Cinturones? Generalmente los chicos van así en grupo sin ninguna medida de seguridad. ¿Lo sabemos?
- Hablar mucho con los chicos tanto del alcohol como del respeto a uno mismo y a los demás. El adolescente confronta, se enoja con los adultos, parece que no escucha pero sí lo hace y necesita del adulto para confrontar, para saberse querido y contenido aunque demuestre lo contrario.
- En este sentido es importante trabajar en conjunto con los colegios porque si bien las fiestas las organizan los padres, los chicos son alumnos de un colegio es decir pertenecen y pertenecemos a una comunidad.
“Los padres solos no podemos, el Estado solo tampoco, los colegios solos tampoco. Trabajemos juntos para que nuestros hijos se diviertan y no corran riesgos innecesarios. Muchos de esos riesgos no tienen remedio, abusos, enfermedades y muerte. Los chicos terminan siendo víctimas de un sistema que los adultos en muchos casos avalamos o al menos nos hacemos los distraídos”, concluye María Pía del Castillo.
Al ser consultado, Adrián Dall ´Asta, director General de desarrollo de familia de la Ciudad de Buenos Aires,explicó que es importante que los ciudadanos sepan que, en cada una de las 15 comunas presentes en la Ciudad de Buenos Aires, los ciudadanos pueden presentarse para recibir orientación y contención sobre esta problemática y tantas otras relacionadas con los vínculos familiares: adicciones, bullying, violencia y abuso, entre otros.
Allí, un equipo compuesto por pscicólogos se ocupará de realizar la primera orientación y en el caso de ser necesario, realizará la derivación correspondiente de acuerdo a la problemática en cuestión.