Dos lados de una misma moneda
El delito de trata con fines de explotación sexual conmueve y ocupa a la comunidad internacional por ser una de las terribles caras que exhibe el crimen organizado transnacional.
En nuestro país no estamos inmunes a estas conductas y la evidencia que golpea nuestras mejillas es el juicio que tiene a Marita Verón como víctima y a su madre, como ejemplo de lucha dentro de la ley.
Este delito presenta dos lados de una misma moneda: a sus víctimas y a los factores que contribuyen a su proliferación.
Las mujeres y niñas sometidas a esta modalidad aberrante son víctimas de la destrucción de su personalidad y cosificadas en aras de los intereses que movilizan estas conductas delictivas.
Así, el engaño, la amenaza o la violencia son medios para someter la voluntad y la libertad física y psíquica de las víctimas. A partir de promesas falsas de supuestos trabajos, o el rapto directo de la mujer víctima, se desata un proceso para destruir su capacidad de resistencia para doblegarla al calvario al que es expuesta: la explotación sexual.
Para que esa realidad dantesca sea posible, entra en escena la segunda faceta de este fenómeno: la connivencia del poder y la corrupción que les garantizan a estas organizaciones criminales su impunidad en el objetivo final que persiguen: el lucro.
En esa dirección, y dentro del prieto margen de este artículo, resulta necesario el debate sobre algunas herramientas que contribuirían a la prevención y represión de este delito, así como a la protección y recuperación de sus víctimas.
Hay que reconocer que en el ámbito del Poder Judicial se está asumiendo el tema como una política de estado con un claro y acertado abordaje de género.
A eso debería sumarse: mejorar los controles fronterizos; la inmovilización de los activos de las organizaciones criminales desde el comienzo de la investigación judicial; implementar un programa específico y eficaz de protección y asistencia de las víctimas y los testigos; readecuar la figura del arrepentido y establecer la del agente encubierto.
Estas últimas tenderán a romper el pacto de silencio que caracteriza a estas bandas y permitirán ingresar en el núcleo de sus estructuras, dotando a las investigaciones de mayor prueba para desbaratarlas en su totalidad en sus distintos niveles operacionales y de responsabilidad.
Pablo Lanusse