Francisco: un aimara con acento porteño
Francisco Morales tiene hábitos de ciudad, tiene acento porteño, pero a diferencia de muchos vecinos del barrio corre por sus venas sangre de del pueblo aimara.
"Hay una energía ancestral que brota de nuestro interior, es como cuando se encuentra la semilla en la tierra y llega la primavera. A mí me pasaba en mi día a día; siempre estuvieron presentes las raíces de mi pueblo", afirmó.
Desconoce quiénes son sus padres biológicos, pero en sus hermanos adoptivos notó diferencias al crecer que en los albores de la adolescencia motivaron una búsqueda personal para formar su identidad.
Hoy es parte del Círculo de la Escritura y la Oralidad, una agrupación de cultura aborigen que se dedica a la recuperación de la cosmovisión de los pueblos originarios en la ciudad de Buenos Aires, desde el nuevo concepto de "indígena urbano".
"Se calcula que el 60% de la población indígena del país vive en localidades urbanas a lo largo y ancho de las provincias que lo componen -expresó Morales-. Es una realidad que no es comprendida ni por los representantes políticos ni por el propio colectivo."
Francisco, al igual que otros miembros pertenecientes a sectores sociales vulnerados, convive con la discriminación a diario, pero en su caso es desde el aspecto cultural. "Queda en evidencia, por ejemplo, en la educación y sus programas curriculares o en la carencia de políticas públicas para fortalecer la identidad indígena-urbana", dijo al respecto.
Particularmente sus lectores lo movilizaron por sus preguntas profundas acerca de la búsqueda espiritual predominante en su cultura. "Se mostraban muy interesados por la medicina ancestral y las formas de experimentar ciertos procesos internos. Desde la organización, y sobre todo personalmente, fomentamos la interculturalidad, creemos que hay que crear una conciencia nueva en los seres humanos, con el objetivo de construir una sociedad más sustentable con la vida y con nosotros mismos", finalizó.