Fútbol y solidaridad en comunidades rurales aisladas
Cerca de 60.000 personas participarán del Encuentro Global de Fútbol Comunitario que arranca mañana
“El fútbol es una excusa. Para la escuelas rurales, que son muchas veces la única pata fuerte que tiene el Estado en los pueblos, el Encuentro Global de Fútbol Comunitario Rural es una oportunidad de movilizarse y generar algo por la comunidad”, dice Martín Cornell, maestro de la escuela N° 940 Educación para las Primaveras del Paraje San Ramón, en El Soberbio, Misiones.
Y es que Martín entiende que su misión, como la de los otros dos maestros de esa institución a la que asisten 72 niños distribuidos en aulas plurigrado, va mucho más allá de enseñar los contenidos áulicos. Allí, a pasitos de la frontera con Brasil, donde el portuñol se mezcla con el guaraní, la que comenzó siendo una “escuela rancho” es hoy el sol entorno al que giran las aproximadamente 70 familias de la localidad. “El día del encuentro es muy esperado, no sólo por los chicos, sino también por los docentes de diferentes escuelas, que nos reunimos para charlar y sentir que estamos menos solos”, agrega Martín.
El Encuentro Global de Fútbol Comunitario Rural es una iniciativa impulsada por la Fundación Red Comunidades Rurales, una organización social que se propone articular esfuerzos y movilizar recursos para acompañar el desarrollo de los pobladores rurales. En el marco del 8vo. Encuentro, desde la tierra colorada que tiñe la canchita de la escuela Educación para las Primaveras, hasta la inmensidad blanca en la que está implantada la Raúl Ricardo Alfonsín, en la Base Esperanza de la Antártida, 40.000 niños y jóvenes de más 600 instituciones educativas desperdigadas en 40 países, celebrarán mañana con un partido de fútbol lo que su comunidad logró trabajando en equipo.
Huertas, limpieza de pueblos, nuevas bibliotecas, son algunas de las muchas acciones que se generan en el marco de esta campaña por la educación, la salud, el medio ambiente y el desarrollo local. “Mañana, la idea es pintar un mural temático del encuentro en el salón comunitario. Van a venir seis escuelas vecinas, de la comunidad mbya-guaraní y de parajes de productores criollos”, cuenta Martín, cuya institución participa desde hace siete años de esta movida. “A lo largo de los distintos años, además de pintar la escuela y arreglarla, fuimos reforestando el patio con árboles nativos, lo que después se extendió a las casas de los chicos. Una vez que crecieron pusimos bancos para que se sienten a ver los partidos y sea un espacio para compartir un tereré o un mate, e incluso conversar con amigos los fines de semana”.
Un idioma universal
A Patricio Sutton, director de la Red, la idea de generar este “mundial” solidario le golpeó la cabeza como un pelotazo inesperado. Era 2008 y miraba un picadito en una escuela rural en la reserva de Acambuco, Salta, mientras charlaba con docentes y directivos. “Buscábamos acercar a las familias y les pregunté en qué ocasiones iban los padres a la escuela: me respondieron que sólo para las fechas patrias. Entonces, les dije: ¿qué pasaría si lográramos que dos escuelas se juntaran para jugar al fútbol?. Contestaron: `Ahí vienen todos´”, recuerda.
En 2009 tuvo lugar la primera edición: “Les proponíamos a las comunidades rurales que hicieran algo para ellas mismas, con los recursos que tuvieran disponibles, y que luego celebraran esa acción con un partido de fútbol”, cuenta Sutton. Esa primera semilla, encontró rápidamente un suelo fértil: actualmente participan más de 60.000 personas impulsando acciones solidarias. “El principal objetivo es fortalecer los lazos entre alumnos, docentes, familiares y miembros de la comunidad. Se trabaja uniendo voluntades por una meta común que es planificada y organizada en cada lugar, sin importar lo lejos o aislado que se encuentre”.
Algunos ejemplos son los de la localidad de Casira, Jujuy, donde los alumnos propusieron generar cestos de residuos y cartelería de concientización ambiental en las calles del pueblo; mientras que los del paraje El Rosal, en Quebrada del Toro, Salta, idearon un camino para que la ambulancia pudiera llegar hasta el caserío: tardaron dos años en hacer 7 kilómetros.
Más allá de la movilización que el encuentro produce tranqueras adentro, en cada localidad, aquel se propone conectar a comunidades de todos los extremos del planeta. Un “gran encuentro emocional virtual”, así define Sutton la conexión que ese día, mediante el uso de Internet, se genera entre comunidades de Tanzania, México, Malasia, Argentina o Sri Lanka. Con este fin, se creó el sitio www.futbolrural.org.ar, para georeferenciar a las escuelas que participan y que estas puedan contar sus historias e intercambiar experiencias. “El fútbol es un lenguaje universal. Nos proponemos que esa acción que se hace a nivel local tenga un impacto global: que vean en cualquier parte del mundo que la gente cuando se une y trabaja en equipo puede lograr algo por su lugar”, concluye Sutton.