Alta Fidelidad. Alberto & Cristina: el héroe del videotweet mató a la estrella de la política
En su carrera por atraer nuevas audiencias y mantener su acervo en rotación en tiempos de presencialidad baja, un museo global como el MET (Metropolitan Museum) de Nueva York estrenó esta semana un programa de AR (Realidad Aumentada) que permite explorar en 3D obras como Autorretrato con sombrero de paja (1887) de Van Gogh en cuyo reverso el sufrido holandés (o neerlandés como se lleva ahora) también pintó The potato peeler. La experiencia de estar frente a la pequeña pintura con una audioguía (algo que siempre me resultó molesto, invasivo) se traslada ahora a la pantalla del smartphone donde el Van Gogh desauratizado a niveles jamás imaginados por la distopia Benjaminiana flota en el espacio real del ambiente. Más aún los visitantes remotos del MET donde quiera que estén pueden aplicar esa imagen en sus paredes, compartirla, y sentirse coleccionistas (un oligarca ruso, algún príncipe árabe, la CEO de una tecnológica) por un instante. Así el museo se confunde con su opuesto: esos consultorios donde vemos reproducciones de old masters o en su expresión más kitsch pinturas clásicas hechas rompecabezas. "¿Cómo se vería un Van Gogh en la pared de su dormitorio?", se pregunta la web del museo. Es una invitación al coleccionismo fake (algo que Sergio De Loof ya había probado exponiendo fotocopias de pinturas rococó) y otro síntoma de lacultura playback en la que estamos inmersos. En la pared de mi dormitorio no cuelga ningún Van Gogh, pues, y en el reuso de las imágenes (esto del MET es gift shop 3.0) los usuarios, el público, vienen demostrando ser mucho más relevantes que las instituciones.
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El 8 de noviembre el usuario de twitter @polariscopio (en cuyo perfil se describe como "geólogo falopa") posteó un link con un video (lo que podría considerarse un "videotweet") al que llamó "Peronism killed the radio star" en directa alusión al hit de The Buggles (Inglaterra, 1977-1981) "Video killed the radio star". Utilizando un programa de Inteligencia Artificial @polariscopio consigue que el presidente Alberto Fernández y su vice Cristina canten las partes de Trevor Horn (esa voz sintetizada) y la corista Debi Doss en una secuencia en la que aparecen en escenarios diferentes (nada extraño en tiempos de zoom sessions) y con una sincronización perfecta de la letra (que celebra la aparición de un nuevo medio) en los movimientos faciales. "Video killed the radio star" (el video mató a la estrella de la radio) oímos y vemos cantar aquel estribillo a una Cristina sonriente en un sample de una cadena nacional. "Ya no podemos rebobinar/ fuimos demasiado lejos" canta él (Trevor Horn, Alberto) desde Olivos en contrapunto. Esta pieza que le debe tanto al montaje surrealista como al photoshop y el meme pero que no es exactamente nada de eso se conoce dentro de un género digital nuevo dado en llamar "deepfake", la profundización de la simulación, de la mentira, del playback (evocado de forma nostálgica en la letra del hit de The Buggles). El "deepfake" puede tener usos mucho menos lúdicos (artísticos, bah) que este de la cúpula gobernante devenido dúo de new wave futurista. Una videocolumna del New York Times, por ejemplo, muestra la voz y la imagen de Obama con un discurso neocon en otro "deepfake" pero lo mejor es que la misma videocolumna explota el género: durante cuarenta segundos la periodista que habla a cámara es la cantante inglesa Adele. Se advierte sobre el "deepfake" con otro.
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En el imprescindible Cultura Snack (La Marca, 2020), el especialista en ecología mediática Carlos Scolari mapea la historia de los formatos breves en la cultura. Más integrado que apocalíptico (para hacernos eco de Umberto) analiza la moda académica de la microficción mientras esa misma forma es despreciada cuando es la lingua franca de un medio digital como twitter. Lo mismo podríamos decir de este "deepfake" de @polariscopio en relación con las manipulaciones visuales que solo son consideradas parte del discurso visual si se inscriben en alguna de las categorías del arte. "Peronism killed the radio star" va más allá del chiste y de su prodigiosa técnica. Utiliza el audio de una canción que fue el primer video clip emitido por MTV el 1 de agosto de 1981 marcando el advenimiento de una estética fragmentaria que hoy vemos hasta en los noticieros pero, además, parece una reflexión o un comentario (eso que se le pide al arte contemporáneo) sobre la forma que Cristina utilizó para designar al candidato en mayo de 2019. No con un discurso encendido en el espacio público o el comité sino con un video de You Tube (el que mató a MTV) posteado en twitter: del videoclip al videotweet. Así este "deepfake" interviene de manera inadvertida sobre la política argentina, la música pop y la historia visual más reciente (el video clip era algo tan desconocido en Argentina entonces que el hit se editó acá como "La TV mató al ídolo de la radio"). Pero, tranquilos, es una especie (como le gusta definir a Scolari) libre, salvaje, de este far west mediático sin curadores. Para eso tenemos la ilusión de un Van Gogh millonario en nuestro dormitorio o escritorio. Que deprimente. Un imán de heladera de esos que el turismo cultural desparramó por los cinco continentes le hace más justicia a su genio.
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