Alta Fidelidad: Pappo presidente, Néstor superstar, dos argentinos separados al nacer
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"Hay que ver , hay que ver, a Pappo presidente y a Vitico canciller" era el grito de las hordas de cuero negro, jeans y tachas cada vez que Riff subía al escenario y se acercaban las elecciones del 30 octubre que consagrarían a Raúl Alfonsín presidente de la democracia argentina amanecida tras la larga sombra de la dictadura. Los chicos del heavy metal, una subcultura que hundía sus raíces en una escisión suburbana y díscola del hippismo, tenían su propia fórmula entonces. El guitarrista de voz cavernosa llevaría la banda y el bastón presidencial y su bajista, un dandy anfetamínico, ocuparía el puesto reservado al escalafón más alto de la diplomacia (el pueblo heavy no se equivocaba, difícil adjudicar a Pappo el adjetivo diplomático). Riff había empezado en la dictablanda de 1981 y su estética, como la del underground, rompían con el rock consagrado de la Argentina. Para 1983 cargaban una aureola de violencia que terminó de desatarse en el estadio de Ferro el 17 de diciembre: el Ezeiza de Pappo.
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Pappo y Néstor Kirchner nacieron en el mismo año: 1950. Este año la danza de los aniversarios los cruzó. El martes 25 de febrero se cumplieron quince años de la muerte del artista que el crítico Pablo Schanton alguna vez llamó el "Heidegger de La Paternal" por su instintiva indagación del "ser" y el "tiempo" en las letras de los imborrables discos de Pappo’s Blues. Y ese mismo martes, Néstor Kirchner, de oídos sordos al rock & roll, hubiera cumplido 70 años. La última vez que entrevisté a Pappo, poco antes de su fatal accidente en motocicleta, era 2004 y eran los días de la transversalidad. El presidente Pappo habló del presidente Kirchner entonces: "Por lo menos no usa trajes de Armani ni se abrocha el saco. Es un tipo que no está haciendo el papel de nada, es un tipo más normal. Pienso que su función es traer de vuelta toda la plata que sacaron, el tesoro argentino que está en España, en Suiza, que lo traigan de vuelta. El presidente tiene que traer esa plata y hacer fábricas para que trabajen los pobres. Tiene que ayudar a los pobres, no a los ricos". ¿Populista o desarrollista Pappo? El mismo encarnaba la sustitución de importaciones, nuestro Hendrix Napolitano. Pero era ambivalente respecto de la cultura hegemónica: consideraba que hacía "música norteamericana" en el extremo sur y renegaba de los privilegios y el cachet de las estrellas internacionales que empezaron a bajar desde los 90. Néstor K se le parecía en eso: setentista en la retórica pero sin descuidar la balanza comercial con la potencia del norte. Spinetta, Charly García, Fabiana Cantilo, Fito Páez y muchos otros cantantes populares y de rock pasaron por el Salón Blanco de la Casa Rosada en un baño de oficialidad orquestado por el ahora presidente Alberto Fernández. ¿Lo habrían llevado a Pappo si no se hubiera estrellado en la ruta? Difícil. Demasiado monster para el paladar progresista…
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Néstor Kirchner tuvo un masivo funeral popular y Pappo una procesión de motos de alta cilindrada custodiando su féretro. Pero lo que los iguala ahora es que ocupan un lugar en el santuario nac&pop. La militancia kirchnerista diseñó en 2010 a un personaje apto para el stencil que unía las facciones de Kirchner con el traje de el Eternauta, la criatura de Oesterheld. Lo sacaron de la política para meterlo en el cómic, una de las más grandes factorías de imágenes de la cultura pop. El así llamado "Nestornauta" escenificó el culto a la imagen de Kirchner desde la apropiación de una ficción y dio pie a las más variadas lecturas visuales. Hoy, el Santa Evita, un reducto de gastronomía e iconografía peronista, ofrece en su tienda un merchandising que se esmera en recordarnos lo pop que el peronismo puede ser. Desde la fotogénica pareja fundacional a la versión patagónica con Néstor superstar.
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–¿Te acordás cuando la gente te gritaba "Pappo presidente" en la época de Riff?
–Sí. Yo en una época pensé en ser presidente, ahora ya no. A los siete años le decía a mi mamá: "Cuando sea grande quiero ser vendedor de globos o presidente". Son dos extremos, pero una cosa o la otra. Nada en el medio.
–¡Pero no sos ninguna de esas cosas! ¿Dónde quedaste?
–Soy presidente…de mí mismo. De la música.