Art Basel Miami: nueva visita al ombligo del mundo
Abre hoy la gran feria que consiguió transformar la ciudad y que reúne 268 galerías de 32 países; claves de la presencia argentina
MIAMI. El ombligo del mundo se titula el enorme piercing de metal incrustado en el Collins Park, en el corazón de Miami Beach. No podría haber obra más simbólica de lo que significa Art Basel Miami que esta instalación pública de Daniel Knorr, evocadora del pedestal invertido que Piero Manzoni realizó en 1961. Alude, también, a la costumbre ancestral de usar ese tipo de accesorios para distinguir orígenes culturales o posiciones sociales.
La pieza integra el programa público de la feria más importante del planeta, que abrirá hoy su 160 edición en Miami con 268 galerías de 32 países -incluida la Argentina- y una abrumadora oferta de 18 ferias paralelas. Fundada hace 47 años en Suiza y expandida a otros dos continentes, se jacta en su catálogo de haber contribuido al "renacimiento cultural" del sur de Florida hasta lograr un impacto económico de 500 millones de dólares en una semana.
"Somos una ciudad madura y progresista, que busca una mejor versión de sí misma. No podríamos haberlo hecho sin un socio como Art Basel", reconoció ayer ante decenas de periodistas internacionales el alcalde de Miami Beach, Dan Gelber.
Minutos después, imágenes de Buenos Aires llamaban la atención desde el stand del gobierno porteño ubicado en el sector vip. Un video anunciaba allí el programa de arte público que se realizará en la capital argentina del 11 al 16 de septiembre próximo, en paralelo a la Bienal de San Pablo, en el marco del flamante programa Art Basel Cities.
"A quienes fueron a Buenos Aires, les recomiendo volver. A los que no fueron, les digo: ¿qué esperan? Es una ciudad asombrosa", aseguró con entusiasmo en la conferencia de prensa Marc Spiegler, director general de Art Basel, semanas después de su tercera visita a la Argentina. Desde allí viajó a Los Ángeles, donde quedó impresionado con las muestras de artistas argentinos exhibidas en el marco de Pacific Standard Time LA/LA.
¿Lograremos aprovechar esta oportunidad única? Spiegler es optimista. "El arte latinoamericano nunca tuvo tanta atención global -dijo a LA NACION-. Para continuar creciendo, nada tiene que cambiar. Los principales museos tienen comités de adquisiciones de arte latinoamericano, y curadores, coleccionistas y críticos están constantemente expuestos a la producción de artistas de la región, muchos de los cuales fueron poco apreciados hasta ahora. Sus obras hablan sobre este momento, que es muy político, al abordar temas como la clase, la raza y el género. Todo lo que hay que hacer es no perder el impulso, permanecer enfocados".
Enfocado y con perfil bajo, sin temor a ser acosado por los fans durante la apertura previa de Art Basel para invitados especiales, permanecía ayer Ricky Martin mientras observaba obras valuadas en precios millonarios. Sólo en la neoyorquina Hammer, pinturas y dibujos de artistas como Mark Chagall y Henri Matisse suman un total de 74 millones de dólares.
"Oh my God!", exclamó una señora. No por haber visto al cantante puertorriqueño, sino porque acababa de enterarse de que Julio Le Parc sigue produciendo, a los 90 años, móviles como el espejado que se ofrece en Nara Roesler por 310.000 euros. El artista mendocino presentó el año pasado una retrospectiva en el Pérez Art Museum Miami, la primera en un museo de Estados Unidos, que acaba de migrar al Instituto Tomie Ohtake de San Pablo.
De todos modos, el argentino contemporáneo más cotizado parece seguir siendo Guillermo Kuitca, que el año pasado alcanzó un récord en subastas: una obra suya se vendió en Christie's por más de medio millón de dólares. Ese precedente le permite ahora a la galería neoyorquina Sperone Westwater valuar otra de sus pinturas en 600.000 dólares.
Casi 100.000 euros pide la galería neoyorquina Tanya Bonakdar por una de las "esculturas mentales" de Tomás Saraceno, otro de los artistas argentinos contemporáneos más consagrados a nivel mundial, que en estos días protagoniza dos importantes muestras en el Museo de Arte de Baltimore y en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires. Y en el stand de Ruth Benzacar hay que pagar 170.000 dólares para obtener el registro de Díptico, la memorable instalación de Jorge Macchi y Nicolás Fernández Sanz que recreó este año en Villa Crespo la mítica sede de Florida 1000.
"Esta pieza es de museo", dice Jorge Mara sobre la tapa de la revista Sur diseñada por Grete Stern y Horacio Coppola en 1935, cuando la pareja de artistas realizó su primera muestra en la Argentina. Semanas después de haber vendido en París Photo casi todas las obras producidas por ambos que exhibió en su stand, ahora dedica una sección especial a la fotógrafa y diseñadora alemana, formada en la Bauhaus.
Entre los emergentes, la gran estrella de esta edición es Mariela Scafati, artista de tapa de la primera edición de la revista de arteBA, que sorprendió a comienzos de este año al público internacional desde el espacio dedicado a la Argentina en la feria madrileña ARCO. Ahora redobla la apuesta en Miami con un solo project que demandó dos días de montaje a los directores de Isla Flotante.
El debut de esta joven galería en Art Basel no podría haber sido más exitoso. Mencionada dos veces en las conferencias de prensa por Noah Horowitz, director regional de Art Basel, recibió además la visita de Pablo León de la Barra, curador de arte latinoamericano del Museo Guggenheim de Nueva York, y elogios en una nota publicada por el Financial Times. "Isla Flotante exhibe una de las obras más dramáticas de la feria", escribió Gareth Harris sobre la instalación de pinturas que parecen cobrar vida propia para observar al público.
"A nosotros y a nuestros clientes nos interesa el arte porque expresa nuevas formas de pensar", dijo ayer ante periodistas de todo el mundo John Mathews en representación de UBS, la poderosa sociedad suiza de servicios financieros que auspicia Art Basel desde hace un cuarto de siglo. Una manera simple de explicar, en el país de Donald Trump, por qué el arte es una buena inversión.
Pinta también late al ritmo latinoamericano
Jorge Pérez no dudó. Decidió comprar la obra de Gastón Herrera con sólo verla en el piso, antes de que la galerista Gab Gabelich tuviera tiempo de colgarla en Pinta Miami. El empresario argentino, principal mecenas del Pérez Art Museum Miami, visitó el lunes la feria dirigida por Diego Costa Peuser, que anoche ofreció una visita especial para invitados del banco EFG.
Además de que los argentinos tendrán su homenaje auspiciado por el consulado, hoy será la apertura al público de esta feria, que se cuenta entre las cinco más recomendadas para visitar entre las 18 que aloja Miami esta semana en torno a Art Basel. "Lo que distingue a Pinta es que es la única centrada en arte latinoamericano. La idea es ir generando cruces, como hicimos este año con la instalación del artista holandés Henk Stallinga. Pero eso será de a poco. En la vida todo se hace despacio, nada es de un día para otro", dijo a la nacion Costa Peuser.