Arte digital y naturalezas muertas
Hasta pasado mañana se puede ver la obra de 500 artistas, tanto de los más consagrados como de los que buscan abrirse un camino en el mercado
"¿Puedo?", preguntó Zulema Petruchansky a la responsable del stand de la Fundación Huésped, mientras abría el botiquín que ella pintó para mostrarlo a esta cronista. "Puede, pero ya no es suyo. Se acaba de vender", le respondieron con una sonrisa.
No había pasado más de una hora y media desde que Arteclásica, la feria de arte contemporáneo y clásico, abriera sus puertas el jueves último en el pabellón 6 del Centro de Exposiciones Costa Salguero. Copa en mano, visitantes de todas las edades recorrían el predio de 7000 m2.
El botiquín intervenido por Petruchansky, que junto a otros 24 artistas donó la obra para apoya la lucha contra el Sida, se vendió por un valor de 250 dólares. Tal vez le haya jugado a favor el hecho de que se trata de una artista omnipresente en la feria, ya que además ganó el prestigioso premio Osram y participó del proyecto Issue, codo a codo con estilistas y personalidades del espectáculo (ver aparte).
También fue muy elogiado el mural Manzana en una cerámica , realizado por Clorindo Testa en los ´90 a pedido de su amigo Humberto Poidomani. "Yo hice el dibujo, y ellas crearon el mural en base al dibujo", dijo Testa a LA NACION señalando a su esposa, Teresa, a Inés Balbi y a Beatriz Sívori, mientras recibía la felicitación de Rogelio Polesello. "Estuvo puesto en el Paseo de la Infanta, en un gimnasio, y después volvió al taller, donde lo repintaron", explicó.
Nick Koster y Lorena Capria, dos jóvenes que observaban el mural, opinaron que el cuadro Poxicracia, de Jorge Alejandro Abt -ganador del tercer premio del Salón Nacional de Pintura Fundación Banco de la Nación Argentina 2006- era lo mejor que habían visto hasta el momento.
La obra de Abt muestra a tres chicos compartiendo pegamento para drogarse. "No da para tener ésto en casa", comentó una joven que pasó de largo mientras un artista cordobés, Matías Factorovich, admiraba el cuadro. "Me encanta -confesó-. El realismo por sí mismo ya fue; éste es un realismo que transmite un espíritu, algo que lo hace mágico a pesar de ser real."
Una magia similar procura transmitir Mireya Baglietto con su instalación Organismo Atento. Sonidos selváticos se dejan oir en un pasillo cubierto de telas naranjas, que divide los dos predios de la feria. "En este lugar de paso, me interesó provocar un cambio interno en la gente -explicó Baglietto a LA NACION-; crear un espacio dimensional vinculado con lo orgánico, con la vida. Porque todos somos parte de lo mismo."
Arteclásica va en esa dirección: combinar arte digital con naturalezas muertas y sin prejuicios. ¿Por qué no?
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