Avanza el documento que intenta evitar la ordenación de gays
ROMA.- "Los homosexuales, incluso aquellos que sean célibes, no podrán ser sacerdotes católicos", dijo anteayer un funcionario de la Iglesia, según las reglas estrictas que serán difundidas pronto acerca de uno de los temas más delicados para el mundo eclesiástico.
La fuente, que habló con la condición de que se conservara su anonimato, agregó que la cuestión no era "si sería publicada, sino cuándo", refiriéndose a la nueva reglamentación sobre la homosexualidad en los seminarios católicos.
Dijo que el papa Benedicto XVI aún no había firmado el documento, que se haría público en el curso de las próximas seis semanas. Además del nuevo documento, el Vaticano ha designado investigadores que deberán visitar los 229 seminarios católicos de EE.UU. Aunque se empezó a trabajar en el documento hace varios años, durante el papado de Juan Pablo II, su publicación será un acto definitorio de Benedicto XVI, que hace unos meses consideró necesario "purificar" la Iglesia tras los perjudiciales escándalos sexuales.
La prohibición sólo afectaría a los candidatos al sacerdocio, no a los ya ordenados. La fuente agregó que el documento no representaba ningún cambio teológico dentro de la Iglesia, cuyo catecismo considera a la homosexualidad "objetivamente subversiva".
Aunque el texto no ha sido publicado, sus posibles contenidos ya han empezado a cosechar elogios de sectores católicos, quienes creen que esa actitud es necesaria para que la Iglesia recupere credibilidad, ya que sus enseñanzas excluyen a los homosexuales, activos o no, del sacerdocio. Otros católicos dicen que la prueba debería ser tan sólo el celibato, no la sexualidad innata, y predicen que habrá renuncias en el sacerdocio, lo que acentuará la escasez de clérigos.
Exclusión de los célibes
"Algunos elegirán retirarse, porque si no lo hacen, será como si vivieran en una mentira", dijo el reverendo Robert Silva, presidente de la Federación Nacional de Consejos Sacerdotales, quien se opone a la prohibición por considerarla "extremadamente nociva" para los sacerdotes gay castos que sirven hoy a la Iglesia.
Pero el funcionario eclesiástico dijo que el documento establecía la exclusión de los célibes que se consideraban homosexuales debido a lo que definió como tentaciones específicas de los seminarios. "La diferencia es la atmósfera especial de los seminarios", dijo. "En un seminario, uno está rodeado de hombres, no de mujeres".
El tema de la homosexualidad en el sacerdocio y en los seminarios ha sido siempre un punto difícil, que el Vaticano parece enfrentar ahora, especialmente en EE.UU., en dos frentes diferentes. Las inspecciones de los seminarios cubren un amplio espectro de temas, pero los investigadores buscarán "evidencia de homosexualidad" y comprobarán si los seminaristas están adecuadamente preparados para vivir en celibato.
El documento y las inspecciones apuntan a establecer un estándar más estricto en la atmósfera de los seminarios y en las características de los candidatos aceptados para el sacerdocio.
El arzobispo Michael Miller, secretario de la Congregación Pontificia para la Educación Católica, señaló ante más de 100 obispos, sacerdotes y laicos en Baltimore que las nuevas reglas no eran una sorpresa, dado que ya existía un documento del Vaticano, de 1961, que excluía a los homosexuales del sacerdocio. Ese texto recomendaba no ordenar a ningún hombre que tuviera "perversas inclinaciones hacia la homosexualidad o la pederastia". Pero fue pasado por alto en los seminarios de EE.UU. En los últimos años la mayoría de los seminarios no han rechazado a candidatos con orientación homosexual. En cambio, tratan de determinar si el candidato es capaz de vivir en castidad y célibe.
Cualquier exclusión de los hombres gay respecto del sacerdocio sería popular entre los católicos conservadores. Mike Sullivan, de la organización Catholics United for the Faith, se mostró en favor de la exclusión porque el ingreso de un homosexual en un seminario lo somete a una enorme tentación, al aumentar sus posibilidades de fracaso.
Respecto de la homosexualidad, el Catecismo de la Iglesia enseña que aunque algunas personas parecen tener predilección hacia su mismo sexo, los actos homosexuales son impermisibles y los homosexuales deben permanecer castos. Pero la Iglesia también ha recomendado la comprensión, y en 1986 la Congregación para la Doctrina de la Fe, encabezada por el cardenal Ratzinger, denunció la "infundada y degradante suposición" de que los homosexuales no podían controlar su conducta sexual.