Bergoglio criticó el consumo navideño
El cardenal llamó a "rescatar" el sentido religioso de la celebración; en el país, los obispos denunciaron la pobreza y la inseguridad
"Nos han secuestrado la Navidad y hay que rescatarla", afirmó el arzobispo de Buenos Aires, Jorge Bergoglio, en la tradicional Misa de Gallo en la Catedral porteña. El cardenal criticó así en su mensaje navideño el afán comercial, que prima por sobre la celebración religiosa, según dijo.
"Parece que la Navidad es correr detrás de las lucecitas, colmar los shopping abiertos hasta las 4 de la mañana, todos apurados, y con la cabeza en mil cosas. Después, cuando reposamos un poco, ya se nos pasó", lamentó.
En el país, la mayoría de los obispos dedicaron sus mensajes de Navidad a hacer referencia a la pobreza, la inseguridad, el consumismo y la necesidad de que el espíritu navideño permita construir un clima de paz. Uno de ellos fue el arzobispo de Santa Fe, José María Arancedo, quien centró su mensaje en transmitir preocupación por la pobreza: "Hay muchos hermanos nuestros que viven en circunstancias de carencias materiales y espirituales".
En su mensaje, Arancedo denunció: "Pienso en el drama de la pobreza, la desocupación y la marginalidad; en el flagelo de la droga y el aumento del juego; el clima de inseguridad y el desprecio por la vida; el negocio de la prostitución que avanza sobre la adolescencia". Y agregó: "La Navidad es un don de Dios, pero es también una tarea ofrecida a todos los hombres de buena voluntad".
Por su parte, Bergoglio afirmó: "El pueblo siempre tuvo la tentación de caer en idolatría. La historia no cambia; hoy nos pasa lo mismo. Tenemos oscuridades en el corazón, en la familia, en la ciudad, en el país, en el mundo. Oscuridades existenciales que queremos solucionar con más oscuridades".
Y exhortó a los argentinos a no dejarse "engañar por los ídolos que no nos pueden prometer absolutamente nada", ni por "luces que no son verdaderas, farolitos de artificio, o por grandes fuegos artificiales que iluminan un minuto y después se van". Propuso dejarse iluminar por "la luz mansa de Dios".
También condenó el aborto en su homilía. "¿Acaso una madre se puede olvidar del hijo que lleva en sus entrañas? Aunque una madre se olvidara, yo no me voy a olvidar de vos", citó al profeta Isaías.
De tensiones a conflictos
El arzobispo de Tucumán y vicepresidente primero del Episcopado, monseñor Luis Villalba, también habló de recuperar el sentido navideño. "Este paréntesis navideño puede hacernos a todos mucho bien, si caemos en cuenta de lo que significa. La vida, por diversas razones, se ha hecho agresiva, tensa. Las tensiones se convierten fácilmente en conflictos, y los conflictos, en tragedias, porque nos falta durante todo el año esa alegría, esa serenidad, esa paz, esa ingenuidad infantil que caracteriza estos días", expresó.
Bergoglio no fue el último que criticó el fuerte sentido comercial que se le da a la Navidad. "Es una fiesta que despierta sentimientos de ternura, tiene un aire de familia y de regalos. Es una fiesta que nos hace sentir más buenos. Sin embargo, eso todavía no alcanza para que sea Navidad. Para que la Navidad sea, hay que dejarla ser lo que es y no hacerla a nuestro gusto. En lugar de preocuparnos por cómo la vamos a hacer, es decir, qué comprar, a quiénes invitar, adónde ir, deberíamos dejar que la Navidad tenga lugar, que acontezca. Sólo así puede sorprendernos", enfatizó.
"No tendría sentido hacer fiesta, comer pan dulce y brindar con sidra si no pensáramos por qué estamos haciendo fiesta y por qué intercambiamos los augurios de felicidad", coincidieron los obispos de la región patagónica, en un mensaje conjunto.
Trazaron un paralelismo entre la falta de hospedaje para José y María, a punto de dar a luz, con la época actual. "Hay quienes no tienen lugar porque se les niega el derecho a la vida antes de nacer, ancianos alejados de su familia", así como los que pierden sus bienes por la inseguridad o los que, por no cuidar el suelo, el aire y el agua, dejarán a muchos sin "un lugar" para vivir.