Cien años atrás
Notas parlamentarias - Una pincelada maestra - No pueden sentirse muy satisfechos los congresales de la obra realizada en los últimos siete meses, pues si el período ordinario ha sido marcadamente estéril, no lo va á ser menos el de prórroga. En efecto, en estos dos meses apenas dos leyes han votado, las que podían estar despachadas en una semana, si trabajaran más y dejaran algunos diputados de disputarse el "record" de la oratoria kilométrica y soporífera. Ayer, un diputado del norte,-capaz de ganar el primer premio de ese "record",-nos decía con aire melancólico, la verdad verdadera es que este año nada hemos hecho. Trabajamos poco, casi nada, un promedio de cuatro horas por semana, cuando haciendo un esfuerzo superior á nuestra voluntad, logramos reunirnos los tres días reglamentarios; perdemos nuestro mejor tiempo en discusiones filosóficas. El debate sobre la reorganización militar y la reforma á la ley municipal, ratifican mi afirmación. Los parlamentos de las otras naciones sesionan todos los días, por la mañana, por la tarde, y también en los días festivos; nosotros entramos al recinto á las cuatro y cuarto y á las seis la cámara queda sin número...
Con el mismo pincel de un diputado dejamos pintadas la actividad y fecunda labor de la cámara este año.
Y si los diputados han sido remolones, el senado no dió muestras de ser más católico que el papa, pues si bien es cierto que algunas de las comisiones han venido dictaminando sobre los proyectos que se les pasaron en revisión, hubo otra que no se dió por aludida, cuando el ejecutivo y la opinión pública le reclamaron la sanción de una ley, cuya importancia es indiscutible.
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