Festival literario en Cartagena. Cómo conviven las letras y la política
Belisario Betancur y Sergio Ramírez hablaron sobre una relación que hoy es difícil
CARTAGENA DE INDIAS.- Con un moderador de lujo, el escritor y periodista Juan Gossain, el ex presidente colombiano Belisario Betancur -reconocido poeta- y el ex vicepresidente nicaragüense Sergio Ramírez -afiatado escritor- dialogaron en el Hay Festival sobre la difícil relación entre literatura y política.
La sala del Claustro Santo Domingo rebasó de gente. Gossain introdujo el diálogo con una reflexión que también muestra la voluntad de los colombianos por superar sus tragedias: "Me parece maravilloso -dijo- que en un país con problemas tan graves, la gente se dé trompadas en el teatro por oír versos. Esto es mucho más que literatura. Esto se trata de la vida y la palabra. En estos días hemos visto brillar la palabra. Y la poesía? es el alumbrado público". Hubo carcajadas y aplausos.
Betancur dijo: "La literatura y la política no siempre se han llevado bien". Y se retrotrajo a 1590 y una historia local que sostiene la teoría de que Cervantes llegó a Cartagena a cumplir con un trabajo de inspector de galeras, pero en el camino se perdió en los brazos de una mulata y el ron. Para Betancur, "cuando se ejerce noblemente, la política es el oficio de dirigir a los pueblos a la búsqueda de la felicidad. ¡Cómo será la política -bromeó-, que cuando se le agrega la palabra «madre» se convierte en suegra!". Y la gente celebró la ocurrencia.
Ramírez deslumbró a la audiencia con su claridad conceptual: "Mi experiencia fue distinta, pues participé en un proyecto de poder por medio de una revolución armada. Mi primer aprendizaje fue que el mejor día del poder es el primero. El proceso de consolidar el poder de una revolución resulta en el deterioro de los ideales, porque el poder tiene reglas inconmovibles. En el ejercicio del poder surge la rutina, las cosas se repiten y los que gobiernan comienzan a alejarse de la gente ".
De inmediato agregó: "Esto ocurre porque se van creando intermediaciones de gente y papeles que alejan a los gobernantes del pueblo. Así se comienza a gobernar a través de órdenes escritas y de asesores".
Retorno a la literatura
Ramírez contó, entonces, cómo decidió salir del sandinismo revolucionario, crear su propio proyecto político democrático, que no funcionó, y volvió a la literatura: "Un día me pregunté de qué me servía esa experiencia burocrática. Y me di cuenta de que me servía haber estado en las entrañas del poder. Luego comprendí que tenía menos votantes que lectores. Y me quedé con los lectores".
Betancur y Ramírez analizaron luego el papel que en el siglo XIX les cupo a los intelectuales en el terreno político de América latina. Concluyeron que, en aquel tiempo, "se formaron para defender causas y el ideal era muy importante. La verdad hace buenos escritores de los políticos".
Recorrieron entonces los casos de nombres señeros de las letras que fracasaron en el territorio político en el siglo XX. Surgieron los nombres de Rómulo Gallegos, en Venezuela; Mario Vargas Llosa, en Perú, y otros poetas colombianos que no supieron lidiar con la complejidad de la política, pero cuya trascendencia en el mundo de las letras es hoy indiscutida.