"Construímos el pasado en la imaginación"
El académico norteamericano dice que no cabe tener pretensiones de objetividad
"No me va a sacar mucho tiempo, ¿no? Porque no creo en las entrevistas. El periodista arma lo que quiere a partir de lo que uno dice, por lo que deberían publicarlas en la sección "Ficciones". Que es parecido a lo que pasa con la historia...".
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El que habla es Hayden White, norteamericano, de 72 años y una de las figuras claves del giro posmoderno en la historia. Alto flaco y con un arito en la oreja izquierda ("como tengo que usar traje para las conferencias, me lo pongo para mostrar mi adhesión a toda corriente alternativa", confiesa), sacudió al establishment académico cuando, en 1973, publicó su libro "Metahistoria" .
En él, argumenta que "la historia no es el pasado, sino sólo una imagen, una fantasía como la literatura, y que toda pretesión científica o de objetividad es imposible", según resumió en diálogo con La Nación .
White, que continuó esta visión a lo largo de sus libros "El contenido de las formas" (1986) y "Realismo figurativo" (1999) entre otros, visita Buenos Aires como estrella del Congreso de Filosofía de la Historia que organiza la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (UBA), que se desarrollará hasta el viernes en la facultad de Derecho (Figueroa Alcorta 2263) de ... a .... (informes ......).
Borges, Sábato y Sarmiento
Aunque es su primera vez en la Argentina, White profesa admiración por Borges, Sábato y, sobre todo, Sarmiento ("es que después de todo era historiador", aclara). Su residencia permanente es en la Costa Oeste americana, alternando clases en la Universidad de Stanford con la de California (en sus sedes de Berkeley y Santa Cruz).
Entre sus libros preferidos inmediatamente menciona "La ética protestante y el espíritu del capitalismo", de Max Weber, y "El manifiesto comunista", de Karl Marx.
"Siendo muy chico me convertí al marxismo y le sigo siendo fiel. No creo que la caída de la Unión Soviética haya desmentido a Marx en absoluto. Sus textos nos siguen dando la mejor explicación del capitalismo a la fecha. Sino, pregúntele a cualquier capitalista", desafió.
Y agregó que considera que la historia sigue siendo, en su mayor parte, "clasista, sexista y racista".
Casado con una especialista en literatura italiana y francesa, sus hijos son un ingeniero, un empresario y una enfermera. "Son muy prácticos. Dicen que ser criados por dos profesores fue suficiente, que todo era hablar, hablar y hablar", sonríe.
-Sin embargo, eso es en cierta forma cercano a su tesis central. ¿No existe el pasado, todos son relatos?
-El pasado no existe por definición. No está disponible para que accedamos diréctamente a él. Sólo podemos conceptualizarlo, representarlo en imágenes y tratar de documentar qué es lo que nos hace sentir. Evita Perón no es una realidad: por eso todo lo que se pueda decir sobre ella no es más que una figuración, aunque no necesariamente sea una mentira.
-Porqué cree que su teoría despertó reacciones tan fuertes.
-Bueno, la verdad es que fueron más fuertes de lo que yo anticipaba: sólo pensaba que estaba escribiendo lo que todos los historiadores sabían pero se habían olvidado de aclarar. No es más que sentido común. Pero del aristotélico, no del científico. No puede haber pretenciones de objetividad, todo el mundo escribe a partir de una ideología. Hasta negarlo constituye una ideología.
-¿Porqué?
-Porque en la historia se va armando el objeto que se describe. Cualquiera sabe que en el arte, la arquitectura o la arqueología, toda reconstrucción -sea ésta de un óleo, una pared o un documento- requiere no sólo una gran parte de construcción nueva sino también de destrucción del original. Volver a armar lo que Dios, el tiempo, el hombre o la naturaleza han arruinado es una delicada cuestión técnica, pero también de ética profesional. Es la responsabilidad de los vivos hacia quienes los predecedieron.
- Pero, entonces ¿cuál sería la diferencia de la historia con la literatura?
- No hay tanta. Armamos el pasado en la imaginación, y los mejores historiadores pueden darle vida a algo abstracto. Sir Walter Scott era muy honesto al aclarar que escribía sus novelas para traer al público mediante los romances hechos que de otra manera iban a permanecer olvidados. Y a la inversa, si bien Borges las llamaba "Ficciones", no estaba acaso escribiendo sobre la realidad de los espectos más fantásticos de la vida cotidiana?
Una vida entre la historia y literatura
- Hayden White es miembro de la Academia Norteamericana de las Artes y las Ciencias desde 1991 y de la Sociedad Filosófica de los Estados Unidos desde 1998. Realizó su doctorado en historia en las Universidades de Michigan y Roma, y actualmente es profesor emérito de Historia de la Conciencia en la de California, en su sede de Santa Cruz. También enseña retórica en la sede de Berkeley y literatura comparada en la Universidad de Stanford. Entre sus principales libros figuran "Metahistoria: la imaginación histórica en la Europa del Siglo XIX" y "Los contenidos de las formas: discurso narrativo y representación histórica".