De la educación sentimental a la plenitud
El libro que Le Clézio consagró a contar la historia de su familia materna forma un díptico con El Africano , el relato dedicado a la figura de su padre
El nuevo libro de J. M. G. Le Clézio, La música del hambre , editado por Adriana Hidalgo, fue publicado en francés antes de que el autor recibiera el premio Nobel de Literatura en 2008. Tras una obra consagrada a explorar, en ensayos y ficciones, culturas alejadas de la europea, Le Clézio recrea en sus últimos libros los recuerdos de sus primeros años y la historia de la pareja de primos de la que es hijo. Así como en El africano el escritor cuenta de un modo muy libre la historia de su padre, un médico que trabajó en el África de los imperios coloniales; en esta nueva narración, relata la vida de su madre. Pero las libertades que se toma respecto de la realidad en el último panel del díptico consagrado a sus antepasados son mucho mayores. Hasta el punto de que el hijo de la pareja protagónica nace en la novela después de 1945, mientras que J. M. G. Le Clézio nació en 1940.
El personaje central de La música del hambre es Ethel. Al comienzo de la narración, es aún una niña. Pertenece a una familia, los Brun, que vive en París después de haber hecho fortuna en la isla Mauricio. En el primer capítulo, Ethel visita la Exposición Colonial con su tío abuelo, Soliman. .Éste queda cautivado por una "casa malva", típica de los paraísos perdidos de Oriente donde vivió. Ese tío rico, que adora a su sobrina, compra la extraña construcción y la traslada, desarmada, al jardín de su residencia parisiense. Las maderas de esa vivienda habrán de permanecer amontonadas, al fondo de un terreno, condenadas a no ser más que un rompecabezas.
La educación sentimental de Ethel incluye en su primer tramo la clásica amistad amorosa con una compañera de colegio, Xenia, una chica rusa, de gran belleza, que disimula, como su aristocrática familia, la pobreza que la acosa. La atracción que ejerce sobre Ethel deriva, en parte, del misterio de una existencia de refugiada y del ambiente poco burgués, desconocido para la chica francesa, en que se mueven esos nobles zaristas, obligados por la Revolución a trabajar en cualquier oficio para sobrevivir.
Como aún se acostumbraba en la época de entreguerras, los Brun tienen una tertulia en su hogar, donde reciben a parientes y amigos: una colección de seres humanos que encarnan casi todos los prejuicios y los lugares comunes de la época. Hay xenófobos, antisemitas, anticomunistas acérrimos, simpatizantes nazis y hombres de negocios prontos a enriquecerse a expensas de los otros. En medio de todos ellos, Alexandre, el soñador padre de Ethel, vive pensando en islas de nombres perturbadores, ansioso de lanzarse a riesgosas aventuras financieras y de crear empresas, propuestas por falsos amigos, que prometen ganancias fabulosas. Alexandre, presa ideal de cualquier embaucador, se mete en muchos de esos asuntos porque sabe que cuenta con el apoyo de Soliman, un apoyo esquivo porque éste ha sabido calar las debilidades de su pariente. Ethel, a pesar de su juventud, juzga con rigor a su padre, pero lo ama. Sabe que Alexandre carece de autoridad moral y entereza. En el páramo de la tertulia de los Brun, el único oasis es un joven inglés, pelirrojo y "lindo como una chica", con el que Ethel simpatiza, Laurent Feld.
El tío abuelo muere y deja un testamento en el que declara heredera universal a su sobrina, pero la chica no tiene edad suficiente para administrar los bienes. Lo hará su padre. Alexandre no tarda mucho en caer en bancarrota y condena a su esposa y a su hija a una vida de pobreza.
Un buen día, Xenia desaparece y su ex compañera de colegio, después de extrañarla, se consuela poco a poco con la presencia viril de Laurent. Él y Ethel comparten una visión de la vida que trasciende la mala fe y las veleidades burguesas. Será el inglés quien le descubra a la joven los juegos del sexo y del amor.
Cuando estalla la Segunda Guerra Mundial y París es ocupado por los alemanes, los Brun, empobrecidos, se refugian en Niza. Allí, Ethel y sus padres sufren la música del hambre. Mientras Laurent lucha en el ejército inglés, lejos de Ethel, la mujer que ama, ella se convierte en el pilar de la familia y Alexandre, su padre se hunde en una profunda decadencia mental. La posguerra abre un nuevo capítulo en Europa y, naturalmente, en la vida de Ethel y de Laurent.
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