De la Sota abogó por bajar los impuestos
El gobernador de Córdoba, José Manuel de la Sota, exhortó anoche a rebajar los impuestos para recaudar más y a realizar una reforma tributaria integral al hablar anoche como invitado especial en la comida mensual de la Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas (ADEPA), en el hotel Claridge.
De la Sota dijo que una evasión del 50% en el IVA significa que ese gravamen ha muerto en la conciencia tributaria de la gente. Y postuló llevarlo al 15%, a la vez que disminuir otros impuestos y realizar una amplia moratoria que retrotraiga las deudas fiscales a su monto original sin intereses punitorios.
El gobernador puso como ejemplo a Irlanda, que estuvo hace una década al borde del default, con un 20% de desempleo, rebajó los impuestos y hoy tiene un 3% de desempleo, cobrando un 12% de ganancias al capital financiero local y 10% al extranjero. Y sólo ve como problema un recalentamiento económico por exceso de consumo.
"En tanto, nosotros, un país que no queda de paso para ningún lado -precisó-, pretendemos cobrar un 35%."
Una crisis política
De la Sota llegó acompañado por su esposa, Olga Riutort, secretaria general de la Gobernación cordobesa. Fue presentado por el presidente de ADEPA, José Claudio Escribano, quien destacó el temple de quien siguió batallando luego de perder dos veces la elección para gobernador de Córdoba. Comparó ese caso con el de Salvador Allende, que había perdido tres veces la presidencia de Chile, ante un militar, un liberal y un demócrata cristiano, y a quien podía considerarse, equivocadamente, sin destino político en 1964.
De la Sota señaló que la crisis que nos agobia no es el modelo económico, sino fundamentalmente política. Mencionó la salida del vicepresidente Alvarez y de los ministros Machinea y López Murphy, y señaló que la actuación del presidente De la Rúa "no está a la altura de las circunstancias y contribuye a agravar los problemas antes que a resolverlos".
Las medidas llegan tarde, dijo, son poco audaces y se diluyen al pretender llevarlas a la práctica, a la vez que son fuertemente controvertidas por dirigentes políticos que deberían apoyarlas. Se las ataca por autoritarias, por no surgir del consenso, y, paradójicamente, por poca autoridad, por no aplicarse con energía y decisión.
De la Sota se manifestó partidario del déficit cero, al cual el gobierno nacional llegó "no por convicción sino por tropezón", porque se le acabó el crédito. Y señaló que él ya lo había instrumentado en Córdoba, así como en 1996 propuso siendo senador la ley de convertibilidad fiscal. Abogó por bajar a la mitad el número de legisladores nacionales y por una reprogramación acordada de los plazos y tasas de la deuda externa, para honrarla, no para caer "en la chiquilinada de una moratoria unilateral, inaceptable en un mundo globalizado".