Bibliografía. Diagnóstico de una crisis
EL GRAN SECRETO DE LA INDUSTRIA FARMACEUTICA Por Philippe Pignarre-(Gedisa)-Trad.: Irene Agoff-186 páginas-($ 35)
La industria farmacéutica es una de las más rentables: su tasa de ganancias promedio es del 18,6 por ciento, frente al 15,8 por ciento de los bancos comerciales, destaca Philippe Pignarre en el primer párrafo del primer capítulo de su libro. También, sostiene, es un sector que puede atribuirse gran parte del mérito por los históricos avances de la medicina en el siglo XX. Sin embargo, en El gran secreto de la industria farmacéutica, lo que va a contar el francés no es la historia de un éxito, sino de una crisis.
El background de Pignarre, profesor de la Universidad París VIII y director de una editorial dedicada a temas de ciencia y sociedad, "Les Empêcheurs de penser en rond", no es exclusivamente académico: trabajó durante 17 años en grandes laboratorios, de modo que su mirada es pragmática y perfectamente compatible con el espíritu de empresa.
Su tesis central es que la industria farmacéutica está en una fase de estancamiento en cuanto a su potencial innovador, lo que pone muy nerviosos a sus dirigentes y los empuja en direcciones éticamente cuestionables, por ejemplo, presionar fuertemente para que países pobres respeten sus patentes, aunque no puedan pagar los medicamentos. "En resumen, si la industria farmacéutica está tan malhumorada con Africa y con otros muchos países es porque ya no descubre nada", sostiene Pignarre.
Con números en la mano, el francés apunta a desbancar varios mitos. En primer lugar, si bien reconoce que el costo del desarrollo de medicamentos está creciendo, sostiene que los cálculos de las empresas farmacéuticas son cuestionables, ya que incluyen grandes gastos de marketing. Pignarre también cuestiona la ciencia básica, al decir que los medicamentos más importantes y eficaces de la actualidad no se deben tanto al mejor conocimiento de los mecanismos de funcionamiento de los organismos como al uso de técnicas relativamente empíricas (la "pequeña biología", definida como "el conjunto de conocimientos, habilidades y técnicas que permiten poner a punto medicamentos"). Y hasta objeta la tan celebrada revolución de los genes -con el Proyecto Genoma Humano a la cabeza-, que en su visión está resultando muy poco productiva en términos de desarrollos terapéuticos: "Las esperanzas puestas en el secuenciamiento del genoma resultaron tristemente defraudadas", se lamenta.
¿De dónde llegarán las soluciones? Pignarre, que critica las megafusiones de laboratorios, una tendencia de los años 90, porque cree que afectan negativamente a los departamentos de investigación, analiza las formas de colaboración entre el sector público y el privado y valoriza las iniciativas de fundaciones como la Asociación francesa para las miopatías y la Christopher Reeve Paralysis Foundation.
Pero el francés no se propone como el gran árbitro del problema. De hecho, sabe que la fortaleza de su libro está en su provocativo diagnóstico, que causó réplicas cuando fue publicado en Francia, en 2003. Tras evaluar esa repercusión y a modo de cierre de su trabajo, Pignarre habla de "la necesidad de un debate" sobre cómo superar la crisis para seguir contribuyendo al mejoramiento de la salud.