En la Recoleta. Dolor en el sepelio de Enrique Drago Mitre
En la Recoleta, se efectuó ayer el sepelio del doctor Enrique Luis Drago Mitre, presidente honorario de la SA LA NACION, de fecunda trayectoria en el diario que fundó Mitre, su bisabuelo. Se evidenciaron el dolor y el respeto ante su muerte, acaecida a los 93 años.
Acompañaron a su mujer, Cécile de Beauchamp de Drago Mitre, el presidente de la SA LA NACION, doctor Julio Saguier; José Claudio Escribano y Alberto Gowland Mitre, miembros del directorio; en representación del director de LA NACION, doctor Bartolomé Mitre, su esposa, Nequi Gallotti de Mitre; la prosecretaria general de Redacción, Ana D Onofrio; el director del Negocio Diario y Grupo de Revistas LA NACION, Diego Mac Dougall; el director económico financiero de LA NACION, Eduardo Lomanto; el director ejecutivo de la Fundación LA NACION, Javier Comesaña, y el jefe de la agencia San Isidro, Bartolomé Abella Nazar, entre otras personas.
También concurrieron la directora del Museo Mitre, María Gowland; el presidente de la Institución Mitre, Carlos María Gelly y Obes; Delfina Mitre, María Elisa Mitre de Larreta, María Helena Mitre, Juan R. Aguirre Lanari, Horacio García Belsunce, Horacio Lynch, Fernando Duelo Cavero, José Luchía Puig, Abel Santana, Adèle de Beauchamp de Lynch, Fátima Lynch, Ester Zuloaga, Mabel Frías de Ayerza y otros familiares y amigos.
Previamente, a las 9, en su casa, ofició una misa monseñor Eugenio Guasta, párroco de Nuestra Señora de la Merced y vicario episcopal para la Cultura, que días antes le había dado allí la unción de los enfermos. Confió a la misericordia de Dios a Enrique Drago Mitre, "un hombre justo, con una ética heredada de otros tiempos, que asumió y supo vivir en tiempos difíciles."
Nacido en Buenos Aires en 1914, Enrique Luis Drago Mitre se graduó de abogado en 1939 y ejerció esa profesión hasta 1951, cuando se incorporó a LA NACION como vicepresidente del directorio y administrador. Luego ejerció la presidencia de la empresa, a la que impulsó con inteligencia y dedicación. Tras su retiro, como reconocimiento a su gestión y su compenetración con los ideales del fundador, se lo distinguió como presidente honorario, hasta su fallecimiento.
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