Eduardo Sacheri: un premio hecho realidad
El autor argentino, famoso por la película El secreto de sus ojos, se quedó con el Alfaguara
La tercera es la vencida. Eduardo Sacheri se despertó ayer con una excelente noticia: a las seis y media de la mañana lo llamaron desde España para anunciarle que había ganado el Premio Alfaguara de Novela con La noche de la usina. Es el tercer libro que presenta al prestigioso concurso literario hispanoamericano, después de Aráoz y la verdad y Papeles en el viento.
"Me tomó muy de sorpresa. Como no es la primera vez que participo de este certamen, tenía una expectativa muy moderada. Me parece increíble. Por ahora, siento asombro; después, supongo que vendrá más bienestar que perplejidad", dijo a la nacion. La novela saldrá en junio. En mayo, el autor viajará a Madrid para recibir el premio de 175.000 dólares.
"La noche de la usina es una novela coral: son ocho personajes los que mueven la trama. Es una historia de revancha, con el corralito financiero y la crisis de 2001 de fondo. Por entonces, uno escuchaba que algún vivo ganaba con ese desfalco, aunque casi todos perdimos. Las crisis, los naufragios, muestran quién es cada uno", dice Sacheri, que una vez por semana dicta clases de Historia en un colegio secundario de Ramos Mejía.
-¿Qué te motivó a presentarte al concurso, cuando ya sos un escritor consagrado?
-Tenía las mejores referencias sobre la transparencia de este premio. Por otro lado, está el prestigio. Hace unos días estaba releyendo Delirio, de Laura Restrepo, que ganó el Alfaguara en 2004. "Esta gente gana el premio, con un libro escrito así", pensaba. Además, está la posibilidad de llegar a toda América latina; si bien tengo mi camino recorrido, fue un camino muy ayudado por el cine. La película El secreto de sus ojos, de Juan José Campanella, fue una locomotora que ayudó a mis libros y me dio proyección hacia afuera. Que eso suceda ahora con un libro me da una oportunidad de profundizar ese camino.
-Y además está el dinero: 175.000 dólares.
-No sé bien cuánto queda después de los impuestos, pero capaz que puedo dejarles un departamentito a cada uno de mis dos hijos con este premio. Eso me da tranquilidad.
-¿Cómo definís la novela? La información de prensa dice que es sobre una "venganza heroica".
-Más que venganza, trata sobre una revancha. Creo que la venganza es, simplemente, infligirle un dolor a quien te hizo daño. La revancha, en cambio, te enaltece; es sacar la cabeza del fondo del agua. No es lo mismo. Para mí, es una historia de revancha. Son hombres a quienes los tapó el agua, que fueron arruinados por una injusticia y deciden juntarse para enfrentar esa situación. Son un grupo de vecinos de un pueblo de la provincia de Buenos Aires, un pueblo ficticio que se llama O'Connor; ya había situado en ese pueblo mi novela Aráoz y la verdad. Cuando escribí ese libro me gustaron los personajes. Lo terminé y pensé: "No los veo más". Y me dije que alguna vez iba a volver a ese mundo.
-¿Cómo entra el corralito financiero en la trama?
-En medio del colapso de 2001, estos tipos quieren hacer algo juntos y eso que se les ocurre (comprar unos silos para armar una acopiadora de granos) queda trunco por maniobras de un banco y un comerciante inescrupuloso, que tienen información privilegiada. Después de ese naufragio, del colapso, la depresión, el dolor, llega un momento en que dicen: "¿Y ahora qué hacemos?". Ese "qué hacemos" será lo que los termine conduciendo a la noche de la usina.
-¿La revancha transcurre en una sola noche?
-Sí, pero la preparan durante toda la novela. Hay una idea de un robo, aunque estos tipos no son ladrones.
-¿Hay algo de Robin Hood en ese robo? ¿Sacarle al que tiene para repartir entre los que no tienen?
-Es un poco sacarle al que tiene y no debería tener, y agarrarla quienes la merecemos. Sería un Robin Hood autorreferencial. No son tan altruistas. Ven una oportunidad y la siguen? Pero no te voy a contar el final.
-En una entrevista de diciembre de 2014, cuando ya estabas trabajando en este libro, dijiste que sentís simpatía por los perdedores, que son tal vez los que uno conoce más.
-Es que somos mayoría. Además, ¿qué es ser un ganador? Es una fábula, una ficción. Me parece que en la mitología cultural, un ganador es un tipo con guita, con ciertos lujos, que aparece en los medios.
-También alguien a quien le va bien en lo que hace.
-Claro, pero en el fondo todos vamos a perder. Y me parece que aun quien se las da de más exitoso debería tener en cuenta que siempre perdemos cosas y a personas. No sé si ésta es una historia de perdedores; es una historia de gente común que en 2001 es perdedora porque todos los comunes perdimos entonces. Si bien el argumento se me ocurrió mucho después, por 2009, la memoria emocional que les puse a los personajes es mi propia memoria de 2001: tenía un hijo de 4 años y una hija de 1, y pasé ese verano tirado en una Pelopincho con poca agua, escuchando las noticias por la radio y pensando: "¿Y ahora qué hago?". Los pocos mangos que tenía estaban metidos en el banco; el sueldo docente me lo pagaban en patacones? Ese qué hago, desolado y confuso, me llevó después a hacer algo. Cada uno hizo y la fue remontando. Pero la sensación de desolación es como el motor emocional que les pasé a los personajes. O eso pretendí, al menos.
-Frente a esa situación algunos pueden pensar "sálvese quien pueda" y otros pueden juntarse para buscarle una vuelta a la crisis. Eso es lo que hacen tus personajes.
-Sí, porque es la actitud que más me gusta en la vida. La gente que se corta sola no me gusta. Tampoco la que se la cree y se considera heroica.
-¿Cambió en algo tu forma de escribir después de que tus historias fueron adaptadas al cine?
-No, porque siempre pensé en imágenes. Así como otros escritores piensan en las palabras y las tramas, yo veo escenas del libro. Entonces, escribir es contar lo que veo. De ahí debe venir cierta familiaridad con el mundo del cine. Ahora, por sugerencia de Campanella, estamos escribiendo un guión original para el cine. Ahí sí pongo la cabeza en función de la película. Además estoy guionando una serie para la televisión chilena, basada en una novela de Isabel Allende, Inés del alma mía. Estoy haciendo la adaptación del libro para un formato de ocho capítulos. Es un desafío nuevo.
Con destino cinematográfico
La pregunta de sus ojos
Por esa novela de Eduardo Sacheri, llevada al cine como El secreto de sus ojos, Juan José Campanella recibió el Oscar a la mejor película extranjera en 2010
Metegol
Junto con Campanella, el escritor adaptó un cuento de Roberto Fontanarrosa que se convirtió en la exitosa película de animación
Papeles en el viento
La novela fue adaptada para el cine por Juan Taratuto en 2011
Próximo estreno
Actualmente, Sacheri está escribiendo con Campanella su primer guión original para cine