El Colón abrió para el festejo
Si bien el acto principal fue la gala lírica en el Opera, el edificio del teatro reabrió sus puertas por un rato; mirá las fotos de la celebración
Cerrado desde la temporada pasada por obras de restauración, el centenario tuvo su noche de gala en el teatro Opera. Sin embargo, el homenajeado abrió sus puertas para poder festejar los cien años en su propia casa.
Por la mañana, hubo una función de El barbero de Sevilla para niños en el foyer y una torta con cien velitas que sopló el director general, Horacio Sanguinetti, quien más tarde pronunció un discurso sobrio en el Salón Dorado y presentó a los cantantes Luis Lima y Ana María González, con el pianista Enrique Ricci.
A las 11, se presentó en las escalinatas de la entrada a la sala la versión infantil de la obra de Rossini que la Fundación Konex preparó "de regalo para el Colón" y se habilitó el acceso al museo del subsuelo. Más de 2000 personas respondieron a la invitación, con entrada gratuita, y superaron cualquier predicción de los organizadores, que improvisaron una forma para que "todos" pudieran ver la ópera bufa. La representación fue interrumpida varias veces para hacerles lugar a los espectadores que aún formaban fila sobre la calle Tucumán. Y hasta llegaron a anunciar que sólo se daría el primer acto para hacer un recambio de público, pero ante el disgusto manifestado por quienes se quedarían sin ver el final, confirmaron que presentarían la obra completa.
"¡Gracias por seguir hablando"!, exclamó Edda Díaz, excepcional como narradora de la puesta. Entre tantas subidas y bajadas de adultos inquietos e idas y venidas de niños ya resignados a apoyar la cola en el piso, la función se desarrolló sobre el murmullo de un público ambulante. Al final, todos aplaudieron fuerte y contentos, y se agolparon en las escaleras por una porción de torta, después de cantarle al Colón: "¡Que los cumplas, feliz!".
A las 15, en el Salón Dorado, fue más selecto el grupo que escuchó las palabras de Sanguinetti; directivos, artistas del teatro en actividad y retirados (Roberto Oswald, Olga Ferri y Esmeralda Agoglia fueron muy ovacionados). El director se mostró entusiasmado por la convocatoria de la mañana y consideró que no era lugar para referirse a las condiciones del edificio, pero creyó oportuno hablar del "entusiasmo extraordinario y la seriedad" con los que trabajan para que pronto el Colón disponga de sus instalaciones.
Gala emotiva y con reclamos
En el Opera, durante casi cuatro horas, artistas de la casa y estrellas invitadas presentaron un programa de arias famosas. Austera -quizá demasiado-, sin más despliegue en escena que el movimiento que provocaban las entradas y salidas de los cantantes y los directores involucrados, la función fue el acto central de una semana de festejos programados por el cumpleaños del gran coliseo porteño. El jefe del gobierno porteño, Mauricio Macri, fue el gran ausente de la jornada.
Pero antes de que se diera por inaugurado oficialmente el espectáculo con el Himno Nacional, entonado por el Coro Estable del Teatro, Pastor Mora, integrante de la Orquesta Estable, leyó un comunicado que hacía referencia a los claroscuros de la fecha. "Hoy no es para nosotros un día de festejo, ya que no tenemos para ofrecer más que una vieja casa llena de historias y vacía de espíritu", afirmó el contrabajista, que lucía un crespón negro en la solapa a modo de protesta, como muchos de sus compañeros. Momentos antes de la gala, cerca de cincuenta empleados del teatro se manifestaron en la calle Corrientes contra el proyecto de autarquía para la institución.
Las actuaciones
La fiesta comenzó con Darío Volonté, quien cantó "Canción de la bandera", de Aurora . La siguiente fue Patricia Gutiérrez, que recordó con el aria "O Patria mía" la Aida con la que hace cien años se inauguró el nuevo Colón. A partir de allí, la sucesión de artistas fue enorme. Sobresalieron, además, la soprano Eliana Bayón, con un pasaje de La traviata, y la mezzo Alejandra Malvino, que se llevó el primer "¡Brava!" de la noche.
El intervalo sirvió para cruzar saludos. El director del Colón, Horacio Sanguinetti, recibió felicitaciones y aseguró: "Yo también adhiero a las palabras de Pastor Mora".
La segunda parte no varió demasiado de la primera en su dinámica, pero sí ofreció nuevas posibilidades de disfrute que se concretaron, sobre todo, con el fragmento de Romeo y Julieta de Gounod, que cantó la soprano Graciela Oddone, y la presentación de Paula Almerares, a la que algunos entre la audiencia aplaudieron de pie.
Hacia el final también surgieron los pasajes más populares, con "L amour est un oiseau rebelle" de Carmen , de Bizet, que, con la actuación del coro y la mezzo Graciela Alperyn, fue uno de los más emocionantes. Lo mismo puede decirse del gran final, ya fuera de programa, con un "Va pensiero", de Nabucco , cantado a viva voz por el público.
Por Verónica Pagés y Constanza Bertolini
De la Redacción de LA NACION