Crítica de libros / Narrativa extranjera. El doble rostro del tiempo
Jaime Arrambide
La extraña desaparición de Esme Lennox
Por Maggie O´farrel
En una entrevista publicada en su sitio web, Maggie O´Farrell cuenta cómo le vino en mente el argumento de La extraña desaparición de Esme Lennox : "La historia se me ocurrió por primera vez hace quince años. Fue a mediados de la década de 1990, después de la reforma de salud impulsada por Margaret Thatcher, cuando los hospitales psiquiátricos comenzaron a cerrar y los pacientes fueron puestos de patitas en la calle. Por entonces, se escuchaban muchas historias de personas, sobre todo mujeres, que habían sido confinadas en manicomios por actos de inmoralidad y abandonadas a pudrirse allí por el resto de sus vidas. Un amigo me contó que la prima de su abuela, que acababa de morir en el manicomio, había sido internada allí a principios de la década de 1920 por fugarse con un oficinista".
Esa brecha temporal de seis décadas y tres generaciones -que para nuestros parámetros actuales implica un salto cuántico- es la herramienta de la que se sirve O´Farrell para pergeñar este relato doble, recurso que parece ser tan caro a la novela contemporánea. Quizá la astucia narrativa de La extraña desaparición de Esme Lennox consista en enfrentar al lector con la descoyuntada e inconsecuente percepción actual del tiempo, que nos hace olvidar que muchas personas nacidas hace noventa años todavía siguen vivas y coleando.
Es lo que le sucede a la pobre Iris, una joven londinense que de la noche a la mañana se entera no sólo de que tiene una tía abuela, sino también de que la anciana está confinada en una institución psiquiátrica hace sesenta años. El manicomio está a punto de cerrar sus puertas, y los médicos contactan a Iris para saber si está dispuesta a hacerse cargo de Esme, una paciente "preparada para recibir el alta, que ha pasado por los Programas de Adaptación y Rehabilitación". Ante la perspectiva de que su tía abuela vuelva a desaparecer en el laberinto de las instituciones públicas, Iris decide aceptar el presente griego que la vida ha cruzado en su camino. Para su sorpresa, Esme es una mujer más lúcida y atildada que Kitty, abuela de Iris y hermana de Esme, que aún vive, aunque perdida en la nebulosa del señor Alzheimer.
En contrapunto, se va descubriendo la historia que redujo a Esme a su penosa situación. Una infancia en las colonias -más precisamente, en Bombay- junto a sus padres y su hermana Kitty, un embarazo adolescente, fruto, quizá, de una violación, y un bebé que le arrebatan de los brazos y cuyo destino resulta incierto hasta las páginas finales del libro. A causa del consecuente desequilibrio emocional de esa niña de apenas 16 años y debido a los famosos "prejuicios de la época", Esme es confiada al Estado y abandonada a su suerte. Desde sus respectivas discapacidades, sin embargo, las ancianas hermanas tendrán ahora la oportunidad de verse las caras nuevamente, y se descubrirá que en esos sesenta años pasados en el frenopático, Esme ha aprendido que hay platos que deben comerse fríos. Fiel a las estadísticas, la novela confirma que la abrumadora mayoría de los crímenes se producen en el seno familiar, donde la disfunción es la regla.
La escritura de la muy británica Maggie O´Farrell -que nació en 1972 en Irlanda del Norte, creció en Gales y Escocia, y vive en Londres- se inserta deliberadamente en el relato inglés tradicional, fusionando ciertos aspectos de la novela neogótica, el género de misterio, los argumentos ambientados en entornos coloniales, y hasta se permite despuntar una historia de amor. La extraña desaparición de Esme Lennox parece concebida para un público casi exclusivamente femenino, y la amenidad del relato logra compensar la ausencia de brillos literarios que le hubieran permitido despegarse de la masa de novelas contemporáneas de fácil lectura.
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