El evolucionismo mal entendido
Una obra colectiva repasa las dudosas apropiaciones del pensamiento de Charles Darwin para justificar la eugenesia y diversas políticas raciales
No podría haberse elegido un mejor título para describir las apropiaciones del pensamiento de Charles Darwin para otros fines que no sean los biológicos, fundantes de su obra. En esta tercera entrega de una serie que adquiere una riqueza y amplitud destacables, los trabajos que integran Derivas de Darwin: cultura y política en clave biológica abordan la eugenesia y las políticas raciales, el vínculo entre aquella y los movimientos políticos, un capítulo sobre "Eugenesia, cuerpo y otredad", el problema teórico del denominado degeneracionismo y un capítulo final que incluye trabajos sobre la actualidad de la polémica darwinismo y antidarwinismo.
Hay artículos de diversos orígenes o acerca de otras geografías, además de la Argentina: Uruguay, Brasil, México, Chile, España y Cuba, lo cual da al volumen una variedad temática apreciable. Es el resultado de una reunión convocada por Gustavo Vallejo y Marisa Miranda en ocasión del bicentenario del nacimiento de Darwin y los 150 años de la publicación de El origen de las especies . De las ponencias presentadas surgieron la mayoría de los artículos que integran el libro.
Karina Ramacciotti retoma en esta obra su indagación sobre la salud pública argentina durante el peronismo, y esta vez lo hace estudiando las políticas sanitarias para la infancia y las diversas instituciones que intervinieron en su manejo. Por su parte, Miranda toma la cuestión de la homosexualidad vista desde la ortodoxia eugénesica en la Argentina, tendencia en la cual se postulaba la necesaria corrección del homosexual como "sujeto peligroso" para la sociedad.
Vallejo aborda la influencia de la biotipología de la Italia fascista en la Argentina entre los años 1922 y 1938. Destaca el modo en que el fascismo "abrazó la eugenesia" como una forma de revivir las glorias del Imperio Romano y que, en la política de colonización cultural de Roma, la Argentina fue uno de los focos elegidos desde Italia. Vallejo describe las distintas iniciativas peninsulares por crear ramas afines en la Argentina. Después de la invasión italiana a Etiopía, Benito Mussolini proclamó el Imperio, y esta iniciativa fue saludada con entusiasmo por numerosas personalidades argentinas.
Un capítulo que toca un tema poco conocido es el de María L. Fernández Pinola acerca del nacimiento de la Unesco y la manera en que el biólogo Julian Huxley intentó instaurar la eugenesia como uno de los principios rectores del nuevo organismo internacional. La autora destaca que Huxley consideraba la eugenesia una "religión del futuro" que habría de cuidar el bienestar de las generaciones por venir y de la especie en conjunto. Huxley apoyó una idea de raigambre racista, aquella que sostenía que era necesario impedir la reproducción de los menos aptos y favorecer la de los más aptos. Esta mirada del primer director general de la Unesco fue posteriormente descartada de los fundamentos de la organización y, en oposición a sus ideas, se estableció en su constitución un repudio explícito a "todo racismo y la idea de que puede haber razas, naciones o grupos étnicos inferiores o superiores".
En el último capítulo, Héctor A. Palma hace una puesta al día sobre el debate actual entre evolucionistas y partidarios del creacionismo y el denominado "diseño inteligente". Sostiene que el argumento actual del diseño inteligente no es más que una vuelta al antiguo creacionismo y que el debate tiene lugar en ámbitos no académicos más que en el terreno de la actividad científica.
Derivas de Darwin
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