El Nobel de Literatura, no sólo para escritores
Autores de ensayos, diarios íntimos y autobiografías podrán aspirar también al máximo galardón
No es inusual que el premio Nobel de Literatura descubra a un escritor desconocido para el gran público, que teje su obra en silencio. A partir de ahora, sin embargo, la distinción podría recaer en figuras tan populares como las estrellas que conquistan el Oscar de Hollywood. El cantautor norteamericano Bob Dylan, por ejemplo.
El secretario de la Academia Sueca, Horace Engdhal, abrió la puerta para que en los próximos años puedan ser premiados autores que no sean novelistas, poetas o dramaturgos. “¿Por qué no distinguir también ensayos literarios, diarios o libros autobiográficos?”, señaló Engdhal ante la apertura del simposio que en estos días, bajo el título “Literatura como testimonio”, reúne en Estocolmo a todos los premiados vivos.
Desde que en 1901 el ahora poco recordado Sully Prudhomme ganara el primer Nobel de Literatura, la tradición marcó rígidos criterios de selección que, sin embargo, fueron dejados de lado a la hora de galardonar al filósofo inglés Bertrand Russell, en 1950, y al ex primer ministro británico Winston Churchill, en 1953, por sus escritos biográficos.
Hoy, el también británico -de origen triniteño- V.S. Naipul, ganador del último premio y conocido principalmente como autor de libros de viaje, puede ser considerado como una muestra de que los 18 jurados de la Academia se atendrán menos que en el pasado a las etiquetas y los géneros.
Engdahl dejó incluso abierta la posibilidad de que un autor de canciones pueda alguna vez ganar el Nobel. “¿Por qué no? Los textos de las canciones también se editan en forma impresa, y esa es la única condición para nosotros”, dijo. En rigor, en los últimos años se rumoreó que la Academia podría considerar la obra del poeta del rock Bob Dylan.
“¿Por qué no a un periodista? La condición es que la obra tenga características literarias”, subió la apuesta Günther Grass ayer, en el simposio de Estocolmo. El escritor alemán, Nobel 1999, consideró que los reportajes de viajes del periodista polaco Ryszard Kapuscinski son un “testimonio literario” digno de un Nobel.
“Cuando una obra de arte es sólida, rompe con los límites de los géneros”, evaluó el escritor argentino Guillermo Saccomanno, autor de “El buen dolor”. Mencionó como ejemplo la obra del desaparecido guionista de historietas Héctor Oesterheld (“un formidable narrador”), la novela “En busca del tiempo perdido”, de Marcel Proust (“es tanto novela como autobiografía y descripción de costumbres”) y el “Facundo”, de Sarmiento. Ante la consulta de LN/UTDT, Saccomanno sostuvo que el Nobel a Dylan, “un gran contador de historias en veinte líneas”, estaría bien otorgado.
En cambio, Diego Paszkowski, ganador del Premio La Nacion de novela 1998 con “Tesis sobre un homicidio”, opuso reparos. “El premio a Darío Fo (dramaturgo italiano que ganó el Nobel en 1997) me dejó un gusto raro en la boca”, confió. “Con esta apertura, el Nobel puede desvirtuarse para premiar obras que no son estrictamente literarias”.
Para Marcos Aguinis, ensayista y narrador, es “saludable” que la Academia Sueca incorpore nuevos géneros. “Es un buen signo que los jurados del Nobel se mantengan sensibles a la evolución que se da en las artes”, consideró.