El pensamiento, con ritmo televisivo
José Pablo Feinmann y Cristina Mucci creen que la reflexión puede convivir con los códigos de la TV
Aunque en forma muy espaciada y excepcional, la televisión puede dar sorpresas que no necesariamente se relacionan con gestos vulgares que se repiten una y otra vez con mecánica autorreferencial. Una de esas excepciones se estrenará esta noche, a las 0.30, por Canal 7. Se trata de El cine por asalto , y allí, Cristina Mucci y José Pablo Feinmann proponen pensar a partir del cine.
Y pensar puede resultar una palabra fuerte en este momento de debate a partir de Gran Hermano o el baile del caño. Por eso, tal vez, la confianza de Mucci -quien desde hace años conduce Los siete locos - y la alegría de Feinmann -quien por primera vez tiene un programa en la TV-, que dice: "La gente puede entender todo; sólo hay que dárselo".
Ambos son conscientes de que en medio de tantas críticas a los contenidos de la pantalla chica se puede intentar cambiar desde adentro y encontrar el equilibrio entre la reflexión, el pensamiento y el ritmo que pide la propia TV.
"No hay que nivelar para abajo. Doña Rosa es la expresión de la medianía", advierte Feinmann, convencido de que "la gente puede entender todo, pero hay que dárselo". Y Cristina Mucci refuerza el pensamiento: "Todavía hay gente que quiere escuchar ideas".
-¿Cómo nace la idea de El cine por asalto ?
Mucci: -Cuando Feinmann vino el año pasado a Los siete locos para presentar su libro El cine por asalto , a mí se me ocurrió buscar algunas de las películas que nombraba para comentarlas en el programa con él. Salió tan bien, nos gustó tanto, que me dice José: "Esto da para un programa". Y entonces lo propusimos. Es más, el piloto fue ese programa. Para hacer un programa con otra persona hay que tener una buena relación.
Feinmann: -Ella había armado muy bien el programa con las películas. Y yo comentaba sobre las imágenes.
-¿Cuál es la estructura básica del programa?
Feinmann: -Es una estructura temática. Cada programa trata un tema distinto. El primero es "El cine canta y baila", y vemos lo que fue la comedia musical. Diez fragmentos fundamentales de comedias musicales y las vamos comentando. Mostramos, por ejemplo, Cantando en la lluvia y decimos que esa película se hizo bajo el macartismo, pero no es una película que encubre una realidad tenebrosa, sino que la señala. Lo que la película está diciendo es que pese a que llueve, estamos cantando, y creando una de las películas más grandes de la historia del cine y un hito inevitable. Es una de las interpretaciones. A su vez, el programa va a ser una guía para ver cine. Queremos que la gente que nos ve se haga una lista para ver o volver a ver esas películas.
-Pero esta vez, con información adicional.
Mucci: -Lo que me entusiasma de Feinmann es que uno ve el fragmento de una película y enseguida él lo relaciona con la filosofía, con otra forma de mirar. Esa es la riqueza del programa.
-¿Qué otros temas siguen?
Mucci: -El siguiente es "El cine va a la guerra", y es bastante duro. Es interesante por todo lo que hay atrás de las películas. Por ejemplo, en la primera parte analizamos cómo Estados Unidos fue cambiando su discurso sobre el nazismo. Cuando viene la Guerra Fría, que le conviene rescatar un poco a los alemanes para llevarlos del lado de ellos Y lo que sigue es "Las prostitutas en el cine". Queremos que cada programa sea bien distinto.
Códigos e ilusiones
Durante la charla, se advierte que Mucci y Feinmann se complementan casi de forma intuitiva. Cada uno tiene el tiempo del otro, y los conceptos de ella también sirven como disparadores para el filósofo, que, lógicamente, disfruta pensar y compartirlo. Por supuesto, un tema que va y viene es el del último debate mediático a partir del programa de Tinelli, pero también sirve para analizar la cuestión desde otro lugar.
Mucci: -En la tele hay ciertos códigos que hay que respetar, y es algo que me planteo con Los siete locos hace veinte años: encontrar el delicado equilibrio entre una cierta profundidad, una seriedad, con el ritmo que el mismo medio te pide. Llegar a la mayor cantidad de gente posible, pero sin ceder nada de seriedad. Y se puede hacer, mal no me ha ido. Y creo que en esta nueva propuesta también lo logramos. Tiene ritmo, conocimiento y gracia, porque él es muy divertido. Y siempre tiene mucho para decir. El cine es un disparador.
Feinmann: -Yo hace rato tengo una ilusión muy loca. Dar una historia de la filosofía por televisión. Es que no hay que nivelar para abajo. Doña Rosa es la expresión de la medianía; siempre te dicen que doña Rosa no va a entender... es mentira, ella entiende, sólo hay que dárselo. La gente puede entender todo, pero hay que dárselo.
-Una excepción es el ciclo Ver para leer , de Juan Sasturain, en Telefé.
Mucci: -Todavía hay gente que quiere escuchar ideas. Ahora todo tiene que ser corto, rápido, con mucha imagen... no se puede ya esbozar un discurso. Hay exigencias del medio que sin duda marcan limitaciones, pero igual se puede completar una idea.
Feinmann: -No sé por qué este momento me agarra medio optimista, pero algún agujerito vamos a encontrar.
-Inicialmente, hay un nuevo espacio en el que pensar.
Mucci: -Espacios ganados para hacer cosas dignas. De todas maneras, en la Argentina falta un debate serio sobre los medios de comunicación que algún día habrá que dar. Sería hora de debatirlo en serio, porque la gente salta cuando hay un escándalo como el del caño, o cuando sacan el rubro cultura de Aptra, pero no hay debates de ideas
Feinmann: - Es que no hay debates de ideas. La política perdió las ideas, es todo un aparatismo de negocios. Ahora se disputan la ciudad para hacer negocios.
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