Furor en Japón por las novelas de "pulgar"
"Keitai Shosetsu" significa thumb novel; es decir, novela de pulgar o de celular, y si creemos aquello de que en Japón se prueba todo lo que luego será norma en el resto del planeta, quizás estemos ante la revolución más importante de la ficción popular del siglo XXI, incluso por encima del libro electrónico. Sucede que los japoneses hace rato entendieron que existe un lector electrónico más masivo que el Kindle: nuestros teléfonos móviles.
Hoy se pueden bajar libros en el smartphone desde plataformas como Amazon o iBooks de Apple, pero faltaba dar un paso más. Porque bajar un relato convencional es muy distinto de seguir una novela escrita expresamente para el celular, con párrafos cortos, entregas semanales y tramas simples. Deep Love: Ayu's Story, firmada por un estudiante de pedagogía llamado Yoshi, fue la primera novela de pulgar. Apareció en Japón en 2008 y ha sido descargada por más de 16 millones de jóvenes. Relata la vida de una prostituta adolescente de Tokio y en sus párrafos abundan escenas románticas y de sexo implícito bastante cursis. En su país de origen ha inspirado libros impresos (que han vendido otros diez millones de ejemplares), un manga y una serie de televisión, lo que convirtió a Yoshi (que hoy tiene 32 años) en el autor joven más rico de Japón y en una celebridad local.
Los relatos se publican en capítulos breves, con la idea de que puedan ser leídos durante un viaje en subte (a un promedio de tres minutos por apartado) y están escritos en presente y en primera persona. Se usan espacios en blanco, diálogos monosilábicos y emoticones, como en los mensajes de texto.
Una prueba piloto nacional
Aunque a la Argentina todavía no llegaron las novelas de "pulgar", existe un antecedente, que funcionó como una suerte de prueba piloto. En 2006, Telefónica convocó a la escritora Patricia Suárez para que escribiera una historia por entregas dirigida al público joven, entre 16 y 25 años. Con 31 capítulos de dos mil caracteres cada uno, Switch narraba un romance, con diálogos cortos, que llegaban a los lectores por mensajesde texto.
Francisco Ortega
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