Historia de una bandera argentina en Provenza
MARSELLA/FLAUX.- Esta columna es sobre un libro que no está escrito aún. Hasta que los descendientes de la protagonista lo hagan, aquí va un adelanto. Arranca el sábado último, cuando un argentino de 80 años que está viviendo en Provenza viene a ver el partido de los Pumas, escondido bajo un sombrero mexicano gigante ("lo único latinoamericano que había en el bazar del pueblo", aclara) y envuelto en una bandera argentina que descolgó del mástil de la entrada a la mansión de campiña de su primo, el conde de Flaux. Convertido en "mascota" para la hinchada argentina, trajo un poco de alegría en una noche de resultado deportivo adverso, y ni que hablar para quienes luego lo acompañaron a devolver la bandera a su dueño.
Resulta que la conexión porteña de los Flaux arranca casi un siglo atrás, cuando una jovencita argentina, "Nena" Solanas Pacheco, se casa con el entonces conde de Flaux y él la trae a vivir al campo aquí.
Entonces estalla la Primera Guerra y la joven se vuelca íntegramente a la Cruz Roja, al punto que luego fue condecorada por el gobierno francés. Cuando estalla la Segunda Guerra, esconde a los miembros de la Resistencia local. Cuentan que la Gestapo, que controlaba la zona, no entraba en lo de la condesa por su pasaporte argentino.
Hoy sus descendientes cuelgan la bandera argentina a la entrada del campo y la prestan para eventos deportivos locales, con la esperanza de que, la próxima, traiga un triunfo.
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