Jazz y pintura, el homenaje a Ernesto Sabato a cinco años de su muerte
Lejos de actos silenciosos y acartonados, la familia del escritor decidió abrir las puertas de la casa de Santos Lugares con un ciclo de jazz y pintura para recordar al autor de Sobre héroes y tumbas
Cinco años atrás, en un marco de profundo silencio y dolor, vecinos y familiares de Santos Lugares velaban al escritor Ernesto Sabato en el Club Defensores del partido de Tres de Febrero. Una multitud se había acercado para despedir al artista que murió a sus 99 años como consecuencia de una bronquitis. Hoy, a un lustro de su muerte, sus hijos y nietos homenajearon a Sabato como él hubiese querido, con música y arte de la mano de Guido Sabato y el pintor Emilio Fatuzzo.
Guido Sabato, el nieto del escritor, había decidido junto a su familia hace algún tiempo, llevar a cabo un ciclo de Jazz en la casona de su abuelo, donde actualmente se realizan visitas guiadas sin ningún costo. Ese día fue hoy, cuando la vivienda de Langeri al 3135 se llenó de arte y recibió a decenas de personas. Hoy, que se cumplen cinco años de la partida de Ernesto Sabato. Hoy, que se celebra el Día Internacional del Jazz.
Pasadas las 14.30 horas, en una tarde fría pero algo soleada, los vecinos de Santos Lugares comenzaron a llegar a la casa, y de a poco fueron ocupando cada una de las sillas que estaban dispuestas en la galería del lugar, a metros del jardín que da la bienvenida desde la vereda.
"Estamos acá cumpliendo el sueño de mantener abierta la casa, sobretodo como cultura viviente. No como un mausoleo. La idea no es recordarlo en silencio, sino al revés", dijo a LA NACION Guido Sabato.
El joven músico vive en la casa de su abuelo y es uno de los encargados de recibir a la gente que recorre el lugar en cada visita guiada. Vivió en París seis años y volvió a la Argentina tres meses antes de que el autor de Sobre héroes y tumbas muriera.
"Estuve afuera haciendo mi camino, viviendo como gitando, tocando en un puente, ganándome la vida. Mientras tanto mi abuelo envejecía, y un grupo de jóvenes incluyendo a Emilio Fatuzzo se encargaron de acompañarlo muchas tardes en su ocaso. Yo vuelvo a Buenos Aires y a los tres meses fallece mi abuelo. Ahí conocí a estos chicos y luego con Emilio y otros más hicimos una amistad. Entonces Emilio de alguna manera me suplantó por lo que siento una deuda con él pero además tengo un afecto", contó el músico y anticipó que esto fue tan sólo el principio.
En adelante vendrán más tardes de arte, pintura y talento para mantener viva la memoria de Ernesto Sabato.
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