Asunción en medio de una controversia. "La AMIA representará a todos los judíos"
El nuevo presidente, Guillermo Borger, anunció que no habrá exclusiones y que promoverá el diálogo
"La AMIA es y será la representante de todos los judíos", dijo ayer al asumir el nuevo presidente de la mutual, Guillermo Borger, que reiteró: "Reforzaremos el papel de la AMIA como representante de todos los judíos sin exclusiones y con espíritu dialoguista".
La precisión no era inocua, porque la asunción estuvo precedida por un inocultable mar de fondo, a partir de declaraciones que le atribuyó un matutino en el sentido de que reforzaría el papel de la entidad como "representante de los judíos genuinos", entendidos por tales quienes "llevan una vida basada en la Torá, nuestro libro sagrado".
Borger surge del Bloque Unido Religioso, ortodoxo, que desplazó del primer lugar en las últimas elecciones al laborismo que conducía la entidad, y para resultar elegido contó con el apoyo de la lista AMIA es de Todos, movilizada por el rabino liberal Sergio Bergman.
Esta lista emplazó a Borger a retractarse de esas declaraciones, en tanto que voces críticas de distintos intelectuales judíos y agrupaciones levantaron polvareda sobre la cuestión.
También el presidente saliente, Luis Grynwald, cuestionó ese enfoque, según el cual otros judíos no serían "genuinos" y señaló que ser judío es darles a los descendientes mandatos de "inclusión, pertenencia, respeto y honestidad".
Borger reiteró ayer que no había dicho las palabras que se le atribuyeron, lo que argumentó no haber aclarado antes del martes por las fiestas hebreas que se celebraban en estos días.
Autoconvocados
Ayer había un ambiente de discusión acalorada y protestas antes del acto de asunción. En la calle Pasteur, la escritora Manuela Fingueret dijo a LA NACION: "Nos autoconvocamos en repudio a las nuevas autoridades de la AMIA", y preguntó si se creía un enviado de Dios, o el Mesías. "El Talmud al que dicen responder es fundamentalmente un texto que plantea una relectura permanente según el momento y la realidad en que cada uno se encuentra." Dijo que había recibido adhesiones, entre otros, del periodista Mario Diament y del ensayista Ricardo Forster.
En la plaza interna de la AMIA se había congregado un buen número de gente que discutía; había jóvenes que entonaban algunos cantos críticos hacia las nuevas autoridades.
En tanto, el rabino Sergio Bergman decía a unas cámaras que la mayoría de los judíos en el país no son ortodoxos, pero si la mayoría de los que votan sí lo son, "vamos a perder las elecciones siempre". Y apuntó: "Tenemos que trabajar en un sistema de representación plural". Abogó porque "la AMIA vuelva a ser la AMIA, que se dedique a su objeto: es una mutual con servicios sociales y educativos, y sus dirigentes no tienen desde la AMIA que dedicarse a la política nacional". Dijo que la pluralidad se ejerce no en la calle y en los diarios, sino trabajando dentro; las paredes de un gueto se destruyen desde adentro. En tanto una voz, de quien dijo ser un judío laico, le gritó: "Traidor". "Nadie está conforme en una elección cuando presenta una lista y pierde -continuó Bergman- . La gente se olvida acá que alguien perdió".
Mientras algunos repartían un volante cuestionando las restricciones a los matrimonios mixtos, otros cantaban el Himno Nacional y el Himno de Israel. Se vio allí a Abraham Kaul, ex presidente, que aspiraba a la presidencia, por la lista que salió segunda.
Al ingresar un ex presidente de la DAIA; José Hercman, dijo: "Las nuevas autoridades llegaron en un esquema democrático, según el estatuto. Hubo una expresión que salió en los diarios, desgraciada, que no acompaño, y que el electo presidente la desmintió; hoy le tengo que creer y de aquí en adelante controlar que cumpla; hechos como éste, manifestación de apriete, el día de la asunción, no es un esquema democrático como entendemos y queremos para nuestra comunidad y para el país".
Una vez dentro, el acto sobre el cual había una atención expectante se desarrolló con normalidad y manifiesto ánimo de conciliar. Había relativamente pocas personas con kipá y apenas dos o tres con sombrero. El embajador de Israel, Rafael Eldad, aludió a las antinomias y señaló que había vitalidad en esta entidad, que siempre sintió orgullo de su identidad judía. Pero instó a unir fuerzas, para "no dar regocijo a nuestros enemigos, a los que buscan hacer mal a nuestro pueblo". Y dijo: "Esperamos una AMIA de todos, con todos, para todos".
Hubo informes de varias autoridades salientes y videos, en un clima de reconocimiento de lo realizado.
Grynwald dio un saludo y agradeció a quienes lo habían acompañado. Dijo que la AMIA significaba para él "pertenecer a un pueblo con 3000 años de historia " y "abrazar todas las interpretaciones de la historia judía sea cual fuere el origen o la creencia". Abogó por justicia por el atentado de 1994 y recordó a sus padres, que formaron, dijo, una familia judía genuina.
Borger dijo que seguirá la lucha en la Justicia, que quiere más socios -sólo hay 22.000- e invocó a Dios. Puso acento "en el respeto de la singularidad de cada persona y su capacidad de elegir el camino de vida que escoja transitar". Borger y Grynwald se saludaron con afecto y evitaron cargar tintas en las diferencias.
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