La guerra sigue
“La guerra en Ucrania no terminó”, dice la remera de un niño parado en medio de la Plaza Habima, en Tel Aviv. Esta semana coincidieron dos fechas significativas: la celebración del Día de la Independencia de Ucrania y los seis meses de una guerra que, al menos en lo que hace a la gran mayoría de la población, nadie se esperaba, nadie quería, nadie siquiera soñaba augurarle demasiada duración. Medio año de un conflicto que el mundo sigue a través de pantallas cada vez más perezosas. Cuesta hacerle lugar, en el fárrago de la vida cotidiana, al dolor de los otros, las vidas destrozadas, los proyectos truncos, la sangre, siempre la sangre de los anónimos pagando el precio de los que quieren pasar a la historia. Esta semana en Ucrania también se actualizó el fantasma de una catástrofe nuclear. Las alarmas están allí; la tragedia y el horror, también. La guerra no termina
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