La imaginación suplantará los recursos en bibliotecas populares
Así lo definió el librero Miguel Avila, el nuevo director
El designado presidente de la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (Conabip), aún sin decreto de nombramiento, el librero Miguel Avila, quiere que su gestión sea conocida por la divulgación del libro entre la gente desfavorecida socialmente y que los chicos recuperen su capacidad de lectura.
Así lo expresó Avila a LA NACION en una entrevista en la que prometió enfrentar con imaginación la escasez de recursos venidera, a la hora de armar los programas del área, cuyo presupuesto aún desconoce. El librero es amigo "entrañable" del secretario de Cultura, Rubén Stella, y ahora atenderá las necesidades de las más de 1900 bibliotecas populares extendidas en todo el país.
Librero por elección, director de teatro, ávido lector de historia y ficción latinoamericana, Avila es dueño de la histórica Librería de Avila, ubicada en Bolívar y Alsina, una esquina que ha sido testigo del devenir de la historia desde 1785.
Avila admitió que dudó antes de aceptar el ofrecimiento: "Yo nunca ocupé una función pública y tenía la idea de que un funcionario era una persona mayor. Pero me doy cuenta de que yo también soy mayor".
Cuando diciembre hervía en la Argentina, Stella protagonizó un espectáculo gratuito sobre la vida de Discépolo en el café literario que Avila tiene en el subsuelo de su librería. Desde la Conabip hará lo que sabe hacer: divulgar el libro, sobre todo los autores argentinos y los temas nacionales.
Su preocupación es que, en medio de tanta convulsión, se recuperen pronto los valores en crisis de la identidad nacional. Y confía en el libro como vehículo para tal fin. "Esfuerzo, trabajo e imaginación para alcanzar objetivos. Es lo que se aprende en el teatro y ayuda mucho. Vamos a empezar acercando el libro a los más necesitados", dice.
Avila no recuerda cuántos volúmenes ha leído en su vida. Comenzó a trabajar como librero a los 14 años y ya lleva 44 entre textos. Dice que hoy es muy difícil vivir de su actividad, que ha perdido en diez años el 50% de lectores.
"El libro perdió mucho terreno. Hay que producir políticas de acercamiento. Organizaremos ciclos de lectura de relatos con cuentacuentos, espectáculos teatrales, y le pediremos a la gente del interior que cuente sus mitos, sus leyendas. El libro se complementará con otras actividades culturales", dijo Avila.
El funcionario sostuvo que "en los últimos años hemos sufrido un despojo de cosas muy nuestras. Los camiones de caudales que iban hacia Ezeiza en enero son un símbolo de lo que nos han arrebatado".
Desde la Conabip, Avila se dedicará a "fomentar en los chicos el interés por la lectura, más que por acumular libros en las 2000 bibliotecas populares".