La lectura mejoró los resultados
Hace tres años, los alumnos de la Escuela N° 22 Leopoldo Lugones de Río Cuarto, Córdoba, obtenían en lengua un 50% de respuestas correctas. En las últimas evaluaciones, luego de trabajar desde 1998 con programas de la Fundación Leer que fomentan la lectura, las respuestas correctas llegaron al 85 por ciento.
"Ahora los chicos disfrutan de la lectura, crearon bibliotecas áulicas y muchos con padres analfabetos estimulan a los mayores a familiarizarse con el lenguaje", explicó Elvira Viglione, directora del establecimiento, en diálogo con LA NACION.
Este es sólo un caso de buenos resultados de los más de 800 que la Fundación Leer recibe anualmente a la hora de evaluar los centros educativos que implementan sus dos programas en vigencia: las Jornadas Festivas de la Lectura y el proyecto Libro Abierto.
Desde 1997, cuando comenzó a poner en marcha sus planes en el país, la Fundación Leer pasó de trabajar con 1550 chicos y 30 docentes a hacerlo con 51.320 alumnos y 734 maestros; de 600 voluntarios a 30.000; de implementar sus programas en 20 centros en tres provincias a 299 en 18 jurisdicciones.
Mejoras cualitativas
Según Patricia Mejalelaty, directora ejecutiva de la organización, los cambios cualitativos son los más significativos. Mejalelaty subraya que en 1999 los chicos hacían la experiencia de leer un texto completo y hoy es frecuente la producción de textos creativos ricos en contenido, con principio y fin. "Hoy entienden lo que leen, pueden inferir, sacar ideas principales, y esto los ayuda en todas las materias", comentó.
Con respecto a la ortografía, en 1999 los alumnos presentaban grandes dificultades para escribir correctamente las palabras; hoy consultan el diccionario y preguntan el modo de escribir vocablos complejos. Hace dos años, los chicos que arrancaron con los programas no se animaban a leer en voz alta; hoy presentan obras de títeres y dramatizaciones en público.
En 1999 los alumnos no conocían variedad de autores; hoy completan colecciones de títulos del mismo autor y recomiendan escritores.
Los dos programas en marcha estimulan la elección libre de ejemplares por parte de los chicos. En la Jornada Festiva, con docentes, padres y alumnos, los chicos leen cuentos, los representan y se llevan a casa los libros que más les interesan. Algunas escuelas organizan rincones de lectura en algún aula, con lo cual se va edificando de a poco una biblioteca.
"Cada libro que se lee, cada biblioteca que se arma, es un ladrillo que construye conocimiento", afirmó Mejalelaty, quien se mostró convencida de que primero hay que capacitar a los docentes y comprometerlos para que ellos, al segundo año de implementar los planes, se ocupen de involucrar a padres o conseguir fondos.
Para el 2002, la Fundación Leer implementará el programa Comienzos compartidos, que buscará transmitir a los padres jóvenes la importancia de fomentar la estimulación temprana del lenguaje en sus bebés.
"Está dirigido a madres solteras o adolescentes en lugares de escasos recursos. Hablar, cantar, jugar y contar cuentos a los chicos desde muy chiquitos es esencial, y es notable la diferencia entre quienes cuentan con esta estimulación temprana y quienes no", afirmó Mejalelaty.