La medalla de De la Cárcova para conmemorar la inauguración del Teatro Colón

El 25 de mayo de 1908 abrió sus puertas el Teatro Colón en su nueva sede de la calle Libertad. Mucho tiempo antes de la hora de iniciación del espectáculo —tal como relatan las crónicas periodísticas de la época—, ya se podía observar un interminable y caótico desfile de carruajes y automóviles que pugnaban por llegar al edificio. En las veredas, multitudes de personas se apresuraban y atropellaban para ver a las personalidades invitadas y observar los elegantes trajes de las damas que ingresaban al primer coliseo argentino. La expectativa reinaba entre los invitados por conocer todos los ámbitos del recinto y, en especial, la suntuosidad de la sala principal.

El aspecto de la entrada era deslumbrante. Frente a la puerta principal se había colocado una gran marquesina de terciopelo rojo y grandes cortinados decoraban las paredes. Dos filas de granaderos con sus sables desenvainados aguardaban la llegada del presidente José Figueroa Alcorta, quien arribó en la carroza presidencial. Fue recibido por la comisión del teatro a cargo del Intendente Municipal don Manuel Güiraldes seguido por los miembros del gabinete nacional y representantes extranjeros. Luego de la ejecución del Himno Nacional, la velada se coronó con la ópera Aida, de Giuseppe Verdi, dirigida por el maestro Luigi Mancinelli.

A fin de perpetuar los acontecimientos más significativos de la Argentina, era usual que se encomendara a confeccionar una medalla o plaqueta recordatoria a renombrados artistas argentinos y extranjeros. La lista es larga e incluye a figuras como Bigatti, Yrurtia, Perlotti, Riganelli, Dresco, Fioravanti, Bourdelle, Lefevbre, Bazor, Dupois, por mencionar algunos.

Para la inauguración, la Intendencia Municipal encomendó al prestigioso escultor y pintor Ernesto de la Cárcova la ejecución de una medalla en forma de plaqueta de acuerdo al estilo art nouveau. En la imagen, de carácter alegórico, se representa a una mujer de pie envuelta en las ramas de una planta de olivo entregando a un niño desnudo la lira, el símbolo de la música. Fue confeccionada en plata, bronce, cobre plateado y cobre dorado.

A 114 años de este relevante acontecimiento es interesante recordar la existencia de esta valiosa pieza de colección.