La otra bienal de San Pablo mira el desolador panorama global
El arte como resistencia es el eje de una nueva edición de Videobrasil, donde el fanatismo religioso convive con el drama de los migrantes y la homofobia
SAN PABLO.- Fanatismo religioso. Violencia contra gays y personas trans. Libertades individuales amenazadas. Récord de refugiados. Discriminación a los pueblos indígenas. Precariedad laboral. Desastres ecológicos... Por donde se mire, las más de 60 obras que integran la 21» Bienal de Arte Contemporáneo Videobrasil muestran un panorama desolador del mundo actual, especialmente en el llamado sur global, en el que Brasil no es una excepción; todo lo contrario.
"El Brasil de Jair Bolsonaro es un síntoma, en caricatura, de lo que está sucediendo en otras partes del planeta, en medio de un contexto de crisis económica y retroceso político. Enfrentamos una ola conservadora, nacionalista y xenófoba como la que vemos en Estados Unidos y en Europa, en Gran Bretaña, en Italia o en Hungría. No es solo de orden económico -eso no sería tanto problema-, sino de tipo político-social y cultural, un nuevo fascismo. Afortunadamente, aquí y en otros países con un pasado de colonialismo como en África, Asia, Medio Oriente, Oceanía y América Latina, los artistas resisten con mucha fuerza. Nunca vi una producción tan potente como en estos tiempos de crisis", señaló a LA NACION Solange Farkas, directora artística de la exposición que se inauguró ayer en el centro cultural Sesc 24 de Maio, en San Pablo, y continuará hasta el 2 de febrero de 2020.
Creado como "festival" en 1983, Videobrasil ha ido cambiando su enfoque y amplitud con los años; primero se internacionalizó, luego se concentró en explorar la producción del sur global, fuera del mercado de arte tradicional ya establecido, y finalmente se abrió también a otros lenguajes artísticos más allá del video. Ahora ganó la periodicidad de una "bienal" para empezar a formar parte del calendario del arte mundial, y adoptó, por primera vez en esta edición, un concepto curatorial previo: "Comunidades imaginadas". El título, tomado del clásico libro del historiador irlandés Benedict Anderson sobre los orígenes del nacionalismo, sirve de tema para pensar comunidades alternativas al Estado-nación, la mayor parte de las veces marginalizadas, formadas, por ejemplo, por grupos religiosos, de indígenas, de migrantes, de mujeres o de homosexuales y travestis.
Tras recibir más de 2000 propuestas de artistas de un centenar de países, Farkas y el trío de curadores invitados (los brasileños Gabriel Bogossian y Luisa Duarte, así como por el peruano Miguel López) se decidió por los trabajos de 55 artistas de 28 nacionalidades, entre ellos, los argentinos Gabriela Golder, Federico Lamas y Julia Mensch.
"Por primera vez, recibimos también obras de artistas de pueblos indígenas de todos los continentes. Su mirada fue nuestro punto de partida para reflexionar sobre asuntos como la tradición, el vínculo con la naturaleza, las cuestiones territoriales, los desplazamientos, la religión, los afectos y la diversidad humana", explicó Bogossian.
En honor a esa diversidad racial y a los fenómenos migratorios que están tan presentes en la bienal, tras una larga asociación al centro cultural Sesc Pompeia, Videobrasil se mudó a las nuevas instalaciones del Sesc 24 de Maio, ubicado en el centro de San Pablo. Es en este sector de la ciudad donde más claramente se ve la convivencia diaria entre las antiguas comunidades de portugueses, italianos y japoneses, con las nuevas oleadas de inmigrantes.
Las salas del centro cultural diseñado por el renombrado arquitecto Paulo Mendes da Rocha proveen un espacio adecuado para sumergirse en las temáticas de cada obra artística de la exposición -por momentos angustiantes y sofocantes-, integrada por videos, fotografías, pinturas y diversas instalaciones de objetos. Allí conviven las fotos de las plazas de ejecuciones públicas en Damasco, Alepo y Latakia, realizadas por el sirio Hrair Sarkissian; las banderas con imágenes de mujeres fundamentales en la lucha feminista latinoamericana estampadas por la brasileña Mônica Nador; el video del congolés Nelson Makengo, que superpone la voz del líder anticolonialista Patrice Lumumba a las ruinas de un complejo deportivo en una ciudad minera abandonada; la performance de la mexicana Teresa Margolles, que con bordados recuerda el asesinato de una travesti; el video del indígena amazónico Shapu Mïo Matis, que documenta la Fiesta del Maíz en su aldea; la grabación de la australiana Erin Coates, que la muestra mientras maneja apaciblemente un auto junto a su perro mientras a su alrededor se suceden escenarios catastróficos.
Por su parte, los tres artistas argentinos representados en la bienal orientaron sus trabajos en video a temas completamente distintos. Mientras en La vida en rojo Julia Mensch (1980) recordó a través de fotos de viajes la militancia comunista de su familia, Federico Lamas (1979) usó imágenes del exzoológico de La Plata para cuestionar las diferencias entre humanos y animales en NOO, y Gabriela Golder (1971) retrató a los trabajadores de tres fábricas ocupadas y recuperadas por cooperativas en su pieza Laboratorio de invención social. "Las historias de estos trabajadores nos llevan a repensar formas de organizarnos. Ilustran un proceso de resistencia a algunos de los problemas que tenemos en un mundo cada vez más complejo y difícil", resaltó Golder, quien desde 2001 ya ha participado cinco veces en Videobrasil.
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