Tendencias en el ámbito de los medios. "La prensa cultural británica se ha vuelto más superficial"
Reflexiones de Rupert Shortt, editor del Times Literary Supplement
Dice Rupert Shortt, editor y miembro del Comité de Redacción del prestigioso Times Literary Supplement, que más allá de haberse volcado con mayor ahínco a la información "superficial" o "frívola" la prensa británica sigue siendo seria porque en sus páginas logran convivir la alta cultura y la cultura popular.
Shortt es crítico de literatura hispanoamericana en esa prestigiosa revista cultural a la que llama por sus siglas TLS, cuya circulación es de 36.000 ejemplares semanales. TLS compite por el mismo mercado con la London Review Book, del Reino Unido, y la New York Review Book, de los Estados Unidos. Shortt estuvo en Buenos Aires para participar de la Semana de Editores, organizada por la Fundación TYPA, que preside Américo Castilla.
Además, Shortt es ensayista de temas religiosos y autor de tres libros que la crítica ha celebrado. Uno sobre el Papa ("Benedict XVI: Commander of the Faith"); otro sobre el jefe de la Iglesia Anglicana ("Rowan Williams: An Introduction"), y el tercero sobre el resurgimiento de la filosofía de la religión en Gran Bretaña ("God s Advocates: Christian Thinkers in Conversation").
A diferencia de países como España, Grecia o Italia, en los que el índice de libros traducidos oscila entre el 40 y el 50% de la oferta del mercado, en el Reino Unido sólo un 3% de las novedades disponibles es traducido de lenguas extranjeras, según Shortt.
-¿Qué espacio tiene la difusión de la cultura en la prensa británica?
-Hoy se ve más interés en las cosas superficiales de la cultura popular. Hace 20 o 30 años los periódicos británicos parecían más serios, pero lo que vino después no es necesariamente negativo. En aquella época, para lograr una posición en un periódico tenías que haber estudiado en el colegio correcto y haber concurrido a alguna de las universidades antiguas del país. Tampoco existía una tradición para investigar la cultura popular. En los años 80, a ese mundo masculino comenzaron a llegar chicas con mucha chispa, de origen obrero, que tal vez eran maleducadas y agresivas, pero también eran muy buenas escritoras. Dentro de las tonterías que se escriben, aún se puede encontrar todo lo serio que había antes.
-¿Qué ocurre con las revistas literarias o culturales?
-Creo que son bastante buenas. Claro que en un ambiente muy competitivo la tendencia es que haya reseñas un poco más cortas y fotos más grandes, así como se le presta más atención al best seller y menos a las novelas más tradicionales. TSL es una revista nada típica. La mayoría de sus competidores son mucho más comerciales. Pero a nosotros nos dejan seguir nuestro camino.
-¿En las reseñas de libros se da espacio a la producción en lengua extranjera?
-No. Como es un mercado tan competitivo, las revistas tienen que ir "bajándose los pantalones"y van a lo superficial, en lugar de buscar lo más serio. Hay muy poco interés en el mundo cultural latinoamericano.
-Sin embargo, el interés por el español en el Reino Unido crece.
-Las cosas están cambiando en el Reino Unido, donde tradicionalmente se han aprendido muy poco otros idiomas. El único que hoy crece es el español. Es la segunda lengua de comunicación internacional después del inglés, pero es la que tiene más hablantes nativos. Por otra parte, instituciones oficiales como el British Council dan más importancia a regiones como Medio Oriente, por la cuestión musulmana, y a países como India o China, en lugar de América latina. Pero la sociedad tiene interés en las expresiones culturales latinoamericanas: el cine, la moda, la música y la gastronomía, lo que representa un mundo exótico para los británicos, que son muy viajeros. No obstante, creo que lo malo son los prejuicios y los estereotipos. En Gran Bretaña, vas a un restaurante italiano donde no te sirven comida italiana, sino lo que tú piensas que es la comida italiana. La literatura latinoamericana interesa en la medida en que responde a esa mirada estereotipada. Un libro extraordinario como "El testigo", de Juan Villoro, probablemente no tendría éxito si se tradujera, porque no se corresponde con el estereotipo que los británicos tienen de México.
-¿Por qué en el Reino Unido se traduce tan poca obra extranjera?
-Creo que no tiene que ver con nuestra estupidez provinciana, sino con el hecho de que nuestra literatura tiene mucha potencia, aunque quizá no haya escritores tan notables. España debería apoyar más la difusión de la literatura en español. Por ejemplo, en Gran Bretaña se necesitan lectores de originales en las editoriales. De todos modos la situación está cambiando. No hay que olvidar que el 40% de los habitantes de Londres, una ciudad tan cosmopolita como Nueva York, es de nacionalidades diferentes de la británica.